Cambios estructurales en el cerebro se asocian con jornadas laborales superiores a 52 horas semanales

El 28 % de los participantes del estudio trabajaba jornadas superiores a 52 horas por semana y, en promedio, eran más jóvenes y con menos experiencia laboral.

Mariana Mestizo Hernández

    Cambios estructurales en el cerebro se asocian con jornadas laborales superiores a 52 horas semanales

    Trabajar durante jornadas prolongadas podría generar cambios estructurales en el cerebro, en particular en regiones asociadas con la regulación emocional y funciones ejecutivas como la memoria de trabajo o la capacidad para resolver problemas. Así lo sugiere un estudio reciente, cuyos hallazgos preliminares fueron publicados en la revista Occupational & Environmental Medicine.

    El análisis, realizado por un equipo de investigadores coreanos, se basó en imágenes cerebrales de profesionales sanitarios que laboran más de 52 horas a la semana. En comparación con quienes mantienen horarios estándar, se identificaron alteraciones relevantes en zonas cerebrales clave.

    "El exceso de trabajo podría generar cambios neuroadaptativos que afectan a la salud cognitiva y emocional", indican los autores.

    Un riesgo reconocido, pero poco explorado a nivel cerebral

    Diversos estudios han asociado las largas jornadas laborales con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos y problemas de salud mental. Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el exceso de trabajo estaría relacionado con más de 800.000 muertes anuales. No obstante, los mecanismos neurológicos y anatómicos que podrían explicar estas asociaciones siguen siendo poco conocidos.

    Mayor impacto en trabajadores jóvenes

    Con el objetivo de profundizar en esta relación, el equipo investigador recurrió a datos del estudio Cohorte Regional Ocupacional Gachon (GROCS, por sus siglas en inglés), centrado en personal del sector salud. También se incluyeron imágenes de resonancia magnética obtenidas a través de un proyecto paralelo sobre condiciones laborales y estructura cerebral.

    De los 110 participantes analizados, el 28 % trabajaba más de 52 horas por semana. Este grupo presentaba características demográficas particulares: era, en promedio, más joven, tenía menos años de experiencia laboral y contaba con un mayor nivel educativo que quienes cumplían horarios estándar.

    Diferencias volumétricas en zonas clave del cerebro

    Mediante técnicas de morfometría basada en vóxeles (VBM, por sus siglas en inglés), los investigadores identificaron diferencias volumétricas en regiones cerebrales específicas. Una de las más relevantes fue el giro frontal medio —una estructura del lóbulo frontal implicada en la atención, la memoria de trabajo y el procesamiento del lenguaje—, cuyo volumen resultó un 19 % mayor entre quienes trabajaban jornadas extensas.

    El análisis también detectó aumentos de volumen en otras 17 regiones, como el giro frontal superior, relacionado con la planificación y la toma de decisiones, y la ínsula, una zona involucrada en la integración sensorial, motora y autónoma, así como en el procesamiento emocional y la conciencia del yo.

    Resultados preliminares que deben interpretarse con cautela

    Pese a los resultados obtenidos, los autores subrayan que se trata de un estudio observacional con una muestra limitada, por lo que no es posible establecer una relación causal. Además, aún no se ha determinado si las alteraciones observadas en el cerebro son consecuencia directa de las largas jornadas laborales o si podrían corresponder a características preexistentes en los participantes.

    "Estos resultados deben interpretarse con cautela debido al carácter exploratorio del estudio piloto", destacan. "Sin embargo, constituyen un primer paso relevante para comprender la relación entre el exceso de trabajo y la salud cerebral".

    Una posible respuesta del cerebro al estrés laboral crónico

    Según los autores, los aumentos de volumen observados podrían representar una respuesta neuroadaptativa frente al estrés laboral crónico, aunque los mecanismos precisos aún no están del todo claros.

    En sus conclusiones, el equipo plantea que estas modificaciones estructurales podrían constituir una base biológica para los síntomas cognitivos y emocionales que con frecuencia reportan las personas sometidas a una alta carga laboral. Asimismo, enfatizan la necesidad de llevar a cabo estudios longitudinales y emplear técnicas de neuroimagen más avanzadas que permitan validar y ampliar estos hallazgos preliminares.

    "El estudio pone de relieve la importancia de abordar el exceso de trabajo como un problema de salud laboral y la necesidad de políticas que limiten las jornadas excesivas", concluyeron.



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