Actualmente, la afección en la mayoría de los casos es diagnosticada en fases avanzadas, cuando la cirrosis o el cáncer hepático ya están presentes.
El hígado, a menudo llamado "órgano silente", puede padecer daños sin emitir señales evidentes de daño, como es el caso de la enfermedad hepática crónica, caracterizada por una gestación silenciosa durante años, plantea un desafío médico debido a su falta de síntomas y alertas tempranas.
Esta patología se desarrolla insidiosamente, a menudo relacionada con el consumo de alcohol de riesgo, infecciones virales de hepatitis y enfermedades hepáticas grasas vinculadas a la obesidad y el sobrepeso. Solo en fases avanzadas, cuando la cirrosis o el cáncer hepático ya están presentes, la enfermedad hepática crónica manifiesta su presencia.
Una escala que mide ocho variables
La detección temprana de esta afección ha sido un desafío para la comunidad científica, ya que carecía de herramientas eficaces para el diagnóstico en etapas iniciales. Sin embargo, un reciente estudio publicado en The Lancet ha validado una escala que permite estratificar el riesgo y reconocer a individuos aparentemente sanos en la población general que podrían estar en peligro de desarrollar enfermedades hepáticas graves en el futuro.
El coordinador de esta escala, Pere Ginès, consultor del Servicio de Hepatología del Hospital Clínic y líder del grupo Enfermedades Hepáticas Crónicas del IDIBAPS, destaca que la escala se basa en ocho variables, incluyendo edad, género y seis marcadores analíticos comunes en chequeos médicos.
La enfermedad hepática crónica es causada por diversos factores
En una entrevista el Dr. Pere Ginès, experto hepatólogo, explicó sobre la naturaleza y la evolución de la enfermedad hepática crónica.
"No da ninguna sintomatología. Cero. De aquí la importancia de detectarla precozmente a través de alguna medida que sea eficaz, como esta escala." A medida que la enfermedad progresa, el hígado se deteriora gradualmente, lo que lleva eventualmente a la cirrosis y, en algunos casos, al cáncer de hígado.
El Dr. Ginès explicó las diferentes causas de daño hepático a lo largo del tiempo: "Lo más frecuente es que sean virus de la hepatitis, el consumo de alcohol y, en la actualidad, la enfermedad hepática grasa asociada a la obesidad, el sobrepeso y la diabetes." Cada causa provoca lesiones específicas en el hígado, pero en última instancia, todas pueden conducir a la inflamación, cicatrización y, en última instancia, a la cirrosis.
La cirrosis hepática puede desarrollar problemas graves
"La cirrosis es prácticamente la última parada, pero también tiene varias fases", es decir, a medida que la enfermedad avanza, la cirrosis puede desencadenar complicaciones graves debido a la presión sanguínea elevada en el hígado, y en algunos casos, puede dar lugar a cáncer hepático.
Prevención y concienciación
El especialista destacó la importancia de la concienciación y la prevención en relación con la enfermedad hepática. Subrayó que, a medida que la epidemia de obesidad y el consumo excesivo de alcohol continúan en aumento, el riesgo de enfermedad hepática grave también se incrementa.
El Dr. Ginès concluyó que hay una necesidad de educar al público sobre los factores de riesgo y las alternativas terapéuticas disponibles, con la esperanza de frenar la progresión de esta enfermedad creciente.
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