Los pacientes con reflujo extraesofágico pueden no presentar acidez estomacal ni vómitos.
Cada día se conoce un aumento en la prevalencia de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), lo que evidencia una mayor necesidad de investigar sus manifestaciones extraesofágicas.
El reflujo extraesofágico (REE), una categoría dentro de la ERGE, da lugar a síntomas o condiciones que normalmente no se asocian con el esófago.
Los síntomas extraesofágicos vinculados a la ERGE, como tos, ronquera, disfonía, fibrosis pulmonar, asma, erosiones dentales y diversas enfermedades relacionadas con oídos, senos paranasales y garganta, plantean desafíos diagnósticos y terapéuticos.
Sorprendentemente, los pacientes con REE pueden no experimentar acidez estomacal o regurgitación, lo que requiere una evaluación minuciosa por parte de los médicos.
El proceso de determinar si el reflujo ácido contribuye a los síntomas se complica aún más por la falta de una relación causal clara. La variabilidad en las respuestas a la terapia con IBP y la controversia sobre si el daño proviene del reflujo ácido o de otros factores añaden capas adicionales a la evaluación.
El diagnóstico del REE presenta dificultades debido a la naturaleza heterogénea de sus manifestaciones, que a menudo se superponen con otras afecciones.
La carencia de una prueba diagnóstica estándar de oro, combinada con la escasa respuesta al tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP) y demoras en el reconocimiento, contribuye a la carga significativa de salud asociada al REE.
Los gastroenterólogos deben considerar las manifestaciones extraesofágicas de la ERGE y colaborar con otros especialistas para abordar las condiciones multifactoriales asociadas. Sin embargo, la falta de claridad en la asociación causal entre el reflujo y los síntomas extraesofágicos subraya la necesidad de enfoques multidisciplinarios y una comunicación efectiva entre todas las disciplinas médicas.
En términos de diagnóstico, actualmente no existe una herramienta única que pueda identificar de manera concluyente a la ERGE como la causa de los síntomas de REE. La toma de decisiones sobre el tratamiento, incluyendo la administración de IBP, debe basarse en una evaluación global que considere síntomas, hallazgos endoscópicos y resultados de pruebas de reflujo.
Además, se destaca la importancia de pruebas objetivas de reflujo en pacientes con manifestaciones extraesofágicas que persisten después de la terapia con IBP.
La gestión del REE abarca desde modificaciones en el estilo de vida hasta terapias farmacológicas y opciones quirúrgicas. La falta de respuestas claras a la cirugía antirreflujo subraya la complejidad del tratamiento y la necesidad de un enfoque personalizado.
La toma de decisiones compartida entre médicos y pacientes es esencial, especialmente considerando la heterogeneidad de los pacientes y la falta de estándares claros en el diagnóstico y tratamiento del REE.
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