La resistencia a medicamentos e insecticidas, crisis humanitarias, escasez de recursos y cambios climáticos son algunos de los desafíos para combatir la malaria.
Un reciente estudio publicado ha identificado una bacteria, llamada delftia tsuruhatensis, que demuestra ser una eficaz barrera contra el desarrollo del parásito de la malaria en mosquitos. Este descubrimiento podría abrir nuevas perspectivas en la lucha contra la propagación del paludismo, una enfermedad que sigue representando una amenaza significativa en todo el mundo.
Cifras alarmantes de malaria en aumento
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que el número de casos de malaria sigue en aumento, alcanzando los 249 millones en 2022. Este dato representa un aumento de 5 millones respecto al año anterior y 16 millones por encima de los niveles previos a la pandemia registrados en 2019.
Además de las perturbaciones ocasionadas por la covid-19, la respuesta global a esta enfermedad ha enfrentado una serie cada vez mayor de desafíos. Entre ellos se encuentran la resistencia a medicamentos e insecticidas, las crisis humanitarias, la escasez de recursos y los impactos del cambio climático.
Así pues, la malaria sigue siendo una amenaza grave, causando la muerte de más de medio millón de personas anualmente, principalmente niños menores de 5 años.
Bacteria delftia tsuruhatensis: Un aliado natural en la lucha contra la Malaria
El estudio destaca, en primer lugar, el papel crucial de la bacteria Delftia tsuruhatensis, que se encuentra de forma natural en el medio ambiente, como un inhibidor natural del parásito de la malaria. Además, a diferencia de enfoques anteriores basados en bacterias genéticamente modificadas, esta bacteria ofrece una solución sin modificar genéticamente.
Los investigadores, incluyendo a un experto de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), descubrieron casualmente la bacteria mientras realizaban investigaciones para el desarrollo de nuevos fármacos. En este sentido, observaron que una colonia de mosquitos se volvía más resistente a la infección por Plasmodium, el parásito causante de la malaria. Posteriormente, identificaron la cepa bacteriana Delftia tsuruhatensis como responsable de frenar el crecimiento del parásito en el intestino del mosquito.
Reducción Significativa de la transmisión de malaria
Experimentos con roedores en la Universidad Johns Hopkins revelaron que la presencia de esta bacteria en mosquitos condujo a una reducción significativa en la transmisión de la malaria. Solo un tercio de los ratones picados por mosquitos portadores de estas bacterias se infectaron, en comparación con el 100% de los ratones picados por mosquitos sin la bacteria.
Potencial en el control de la malaria
Asimismo, estudios de campo realizados en Burkina Faso confirmaron el potencial de la Delftia tsuruhatensis TC1 para complementar el control de la transmisión de la malaria. La bacteria redujo la carga de parásitos en los mosquitos hasta en un 73%, gracias a la producción de una molécula llamada harmane, también presente en plantas de uso medicinal en algunas culturas.
Este descubrimiento ofrece una estrategia novedosa y prometedora en la lucha contra la malaria, con pocas posibilidades de desarrollar resistencias. Además, al no implicar ningún detrimento para los mosquitos y ser una bacteria no modificada genéticamente, su introducción en el campo podría ser rápida y efectiva, marcando un avance significativo en la batalla contra esta enfermedad mortal.
Fuente consultada aquí