En los casos más severos, la infección por C.diff puede causar insuficiencia renal, megacolon tóxico o deshidratación.
La automedicación sigue siendo una problemática importante de salud pública, debido al desconocimiento de efectos secundarios y complicaciones que se pueden presentar ante la ingesta moderada de medicamentos sin supervisión médica.
Este es el caso de los antibióticos, utilizados para tratar infecciones causadas por bacterias, pero no para infecciones causadas por virus, como el COVID-19, la gripe, o los resfriados. Sin embargo, el abuso en el consumo de estos medicamentos está favoreciendo la adaptación de las bacterias a su presencia, y por ende pierden efectividad.
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En varios países, los antibióticos se utilizan erróneamente para aliviar síntomas de enfermedades que no necesariamente son infecciosas. Es el caso de Nigeria, por ejemplo, donde se utilizan para calmar los dolores relacionados con la menstruación.
No obstante, este mal uso de los medicamentos puede alterar el microbioma que habita en el intestino, así como generar desórdenes metabólicos y favorecer la proliferación celular en el intestino que da lugar a cáncer.
Por otro lado, en niños, puede alterar el curso de las alergias y exponerlos más a ellas, así como generar desórdenes metabólicos y cognitivos.
En una conversación que sostuvo la Revista Medicina y Salud Pública con el Dr. Juan Marqués Lespier, gastroenterólogo, explicó que uno de los principales riesgos del abuso de antibióticos es la posibilidad de infección por Clostridioides difficile.
Esta bacteria "vive en el cuerpo humano y, cuando usamos antibióticos de manera irregular, puede hacer una activación y una infección severa que puede presentarse de forma similar a las enfermedades inflamatorias del intestino", señaló.
En los casos de infección leve a moderada, los pacientes pueden presentar diarrea acuosa tres o más veces en el día, durante más de 24 horas, y calambres leves en el vientre. Por otro lado, en los casos graves, la infección hace que las personas padezcan deshidratación, inflamación del colon, parches de tejido que pueden sangrar o producir pus.
Los pacientes que desarrollan la forma grave de esta afección pueden presentar diarrea acuosa de 10 a 15 veces al día, calambres abdominales intensos, aumento en la frecuencia cardíaca, fiebre, aumento del recuento de glóbulos blancos, pérdida de peso involuntaria, insuficiencia renal, inflamación del colon (megacolon tóxico), entre otros.
"El uso de antibióticos para tratar este tipo de condición no es recomendado", mencionó el especialista a la Revista MSP.
Cuando estos fármacos se utilizan de manera adecuada, sus beneficios son mucho más evidentes que los efectos secundarios subyacentes. De hecho, el Dr. Marqués recomendó para la audiencia de la Revista MSP, que estos se deben utilizar, específicamente, "cuando hay un proceso infeccioso determinado, y cuando hay una activación médica de la enfermedad para evitar complicaciones".
Además, aseveró que para cualquier caso que requiera antibióticos, se debe contar con supervisión médica.