Los bloqueos nerviosos, radiofrecuencia e iontoforesis son algunas de las opciones terapéuticas disponibles para personalizar el tratamiento y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El herpes zóster, esa erupción cutánea dolorosa causada por la reactivación del virus de la varicela, puede dejar un eco persistente en forma de neuralgia posherpética. Esta complicación se caracteriza por un dolor intenso y otros síntomas que pueden afectar significativamente la calidad de vida del paciente.
El Dr. Fernando Torre Mollinedo, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Bizkaia, explica que "incluso después de que la erupción del herpes zóster haya sanado, el paciente puede continuar con dolor y otros síntomas como hipersensibilidad, hormigueo, entumecimiento y alteraciones de la temperatura".
El tratamiento inicial de la neuralgia posherpética incluye medicamentos como neuromoduladores, anticonvulsivantes, analgésicos y corticoides. En casos más severos, se emplean técnicas avanzadas como bloqueos nerviosos, radiofrecuencia e iontoforesis, adaptando el tratamiento a cada paciente.
El Dr. Torre Mollinedo enfatiza la importancia del diagnóstico y tratamiento tempranos. "Recomendarmos a los pacientes que hayan tenido herpes y pasado un mes con dolor persistente que consulten con un especialista. Los bloqueos nerviosos pueden ayudar a disminuir el dolor, la inflamación y prevenir la progresión de la neuralgia posherpética".
La efectividad del tratamiento disminuye con el tiempo. "Si el paciente no busca ayuda especializada dentro de los primeros tres meses después del herpes zóster, las posibilidades de alivio se reducen considerablemente", advierte el Dr. Torre Mollinedo.
La neuralgia posherpética no tiene que ser una sentencia a la incomodidad. Con un diagnóstico y tratamiento oportunos, los pacientes pueden recuperar una mejor calidad de vida. Si ha experimentado dolor persistente después del herpes zóster, no dude en consultar a un especialista en manejo del dolor.
La neuralgia posherpética es una dolorosa complicación derivada del herpes zóster, causado por la reactivación del virus de la varicela que permanece latente en los nervios tras la infección en la infancia. El Dr. Fernando Torre Mollinedo, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Bizkaia, explica que "una vez que la erupción del herpes zóster ha sanado, incluso cuando las vesículas se hayan curado y desaparecido, el paciente continúa con dolor y otros síntomas que afectan a su calidad de vida".
La neuralgia posherpética presenta varios síntomas característicos que pueden variar en intensidad y duración. "El síntoma principal es un dolor constante y severo en la región donde se tuvo la erupción del herpes zóster. Este dolor puede ser ardiente, punzante o lancinante, similar a una sensación de quemazón o dolor eléctrico", señala el Dr. Torre Mollinedo. Además, hay otras características como hipersensibilidad, hormigueo, entumecimiento, calambres o espasmos musculares, sensación de opresión y alteraciones de la temperatura.
El tratamiento inicial de la neuralgia posherpética incluye fármacos neuromoduladores, anticonvulsivantes, analgésicos y corticoides. En casos refractarios, se utilizan técnicas avanzadas en las unidades del dolor, como bloqueos nerviosos, radiofrecuencia e iontoforesis, personalizando el tratamiento para cada paciente.
"Los bloqueos son diagnósticos y terapéuticos, diagnósticos porque nos permiten conocer el punto diana del dolor y terapéuticos porque alivian el dolor del paciente", explica el Dr. Torre Mollinedo. Si la mejora es temporal, se pueden realizar sesiones repetitivas u optar por radiofrecuencia para interrumpir la transmisión del dolor sin afectar el sentido del tacto y la sensibilidad.
El éxito del tratamiento es mayor cuanto antes llegue el paciente a la unidad del dolor. "Recomendamos a los pacientes que hayan tenido herpes y pasado un mes continúen con dolor que acudan a consultar porque con los bloqueos conseguimos disminuir el dolor, la inflamación y prevenir la lesión, o acotar la fibrosis para que no vaya a más", comenta el Dr. Torre Mollinedo.
Generalmente, si el paciente llega a la unidad entre el primer y tercer mes, se suele conseguir un alivio del 80-90 por ciento. "Si pasan 6 meses sin acudir a un especialista y continúan con dolor, la mejora se reduce al 50 por ciento y a partir de un año las opciones terapéuticas son más complejas", concluye el experto.
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