Esta reciente investigación revela un aumento en la probabilidad de tener eccema después de la infección por coronavirus.
En el estudio publicado en JAMA Dermatology, por el Dr. Jin Park y sus colegas del Departamento de Dermatología de la Jeonbuk National University Medical School en Corea del Sur, encontraron el doble de probabilidades de desarrollar alopecia areata en quienes tenían SARS-CoV-2 a comparación con aquellos que no estaban infectados.
Este tipo de alopecia se presenta porque el sistema inmunitario del cuerpo ataca erróneamente los folículos pilosos, lo que desencadena la pérdida de cabello anormal. Esta enfermedad autoinmune puede manifestarse en forma de parches de pérdida de cabello en el cuero cabelludo u otras áreas del cuerpo.
Aunque los médicos aún no comprenden completamente por qué el sistema inmunitario dirige su ataque hacia los folículos pilosos, se cree que tanto factores genéticos como ambientales desempeñan un papel crucial en su desarrollo.
Según el estudio realizado por científicos coreanos, el análisis está basado en datos de una extensa cohorte nacional, ya que se analizaron datos de más de 255,000 pacientes con COVID-19 y un número igual de controles sin la enfermedad.
El Dr. Park señaló que: "Si bien hay una creciente cantidad de informes sobre la relación entre COVID-19 y alopecia areata, la evidencia aún es limitada; sin embargo, los hallazgos del estudio respaldan la posible influencia de la infección en la aparición y aceleración de la alopecia areata".
Los investigadores también destacaron la importancia de considerar otros factores ambientales, como el estrés psicológico, que podrían contribuir a la presentación de la alopecia areata durante la pandemia.
De acuerdo con las cifras detalladas en el estudio, la incidencia de alopecia areata en pacientes con COVID-19 fue notoriamente superior en comparación con los controles no infectados, registrando una tasa de 43,19 por cada 10.000 años-persona. Este hallazgo revelador se mantuvo constante, independientemente del subtipo clínico de alopecia areata analizado. La correlación se tradujo en un Hazard Ratio ajustado (HRa) de 1,82, con un intervalo de confianza del 95 % entre 1,60 y 2,07, consolidando la relación estadísticamente significativa entre la infección por COVID-19 y la probabilidad de desarrollar alopecia areata.
Profundizando en los resultados, se observó que la incidencia de alopecia areata en sus diferentes manifestaciones, como parches y alopecia total y universal (AT/AU), fue sustancialmente mayor en pacientes con COVID-19. Específicamente, se registraron tasas de 35,94 y 7,24 por cada 10.000 años-persona para los casos de alopecia en parches y AT/AU, respectivamente, en comparación con las tasas más bajas de 19,43 y 4,18 por cada 10.000 años-persona en los controles sin la enfermedad.
La Dra. Shari Lipner de Weill Cornell Medicine y la Dra. Christine Ko de la Yale University, quienes comentaron el estudio y elogiaron el tamaño de la muestra, la metodología utilizada, pero también señalaron limitaciones, como la posibilidad de sesgo de detección.
Los dermatólogos pueden considerar la alopecia areata en el diagnóstico diferencial de pacientes con pérdida de cabello y antecedentes de COVID-19 reciente.
Se destaca la importancia de la vacunación contra el Coronavirus en pacientes con antecedentes de alopecia areata para prevenir posibles brotes.
Estos hallazgos proporcionan una comprensión más profunda de las posibles consecuencias dermatológicas de la COVID-19 y subrayan la importancia de seguir investigando los efectos a largo plazo de la infección por SARS-CoV-2 en la salud humana.
El Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS por sus siglas en inglés), ofrece pautas prácticas para mantener la comodidad y la salud durante el proceso de alopecia areata, algunas son: