La sobrevida de pacientes que han perdido una extremidad como consecuencia de esta condición, se reduce a la mitad.
La Enfermedad Arterial Periférica (EAP) afecta a cerca del 12% de los adultos mayores de 50 años en Puerto Rico, según datos del Journal Vascular Surgery. Se trata de un trastorno del sistema circulatorio que produce estrechez en las arterias que suministran sangre a las extremidades inferiores y, en menor medida, superiores.
La literatura médica señala que se trata de una enfermedad degenerativa, que afecta a todas las arterias por igual, y se asocia principalmente a comorbilidades como la obesidad o la diabetes, así como al tabaquismo, entre otros, explicó el Dr. Jorge Martínez Trabal, cirujano vascular.
"Hablamos de estos cuatro porque son cosas que podemos cambiar, por eso es que se enfatiza tanto en estas cosas, porque son modificables. Unas a través de la dieta, otras a través de cambios de conducta".
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Según el especialista, son varias las complicaciones asociadas a esta patología como una posible angina intestinal.
Se podría mencionar, entonces, "la enfermedad cerebrovascular, la gangrena, úlceras de las extremidades inferiores o superiores y también existe la placa ateromatosa en los riñones que puede ocasionar otros problemas como una hipertensión descontrolada", como las condiciones derivadas de la EAP.
En Puerto Rico, la principal complicación de la EAP es la pérdida de extremidades, aseguró el Dr. Martínez Trabal a la Revista MSP. Los primeros eventos relacionados a esta condición suelen ser cardíacos; de hecho, "por cada evento de una pierna, hay 10 o 12 pacientes que han tenido eventos del corazón".
Lo cierto es que esta afectación cardíaca suele suceder en edades tempranas. Quienes sobreviven a estas complicaciones, tienen un alto riesgo de padecer alguna enfermedad en las extremidades inferiores.
"Esto es de suma importancia porque, de todas las cosas que te pueden pasar, el perder una extremidad te cambia la vida".
Las amputaciones tienen una sobrevida más bien baja. El galeno mencionó que la presencia de gangrena en una extremidad reduce hasta un 50% la sobrevida del paciente, además de afectar severamente la calidad de vida del mismo.
"Cuando se tiene un problema de circulación de una extremidad inferior, y no se salva la extremidad, cuando termina amputado un anciano, número 1 el anciano no va a volver a caminar; la sobrevida de una persona que pierde una extremidad se corta a la mitad", aseveró. "Un paciente que llega con enfermedad de gangrena en una pierna, tiene la probabilidad del 40 o 50% de estar vivo a los 5 años".
Y a los 3 años, estos pacientes ya van a tener problemas serios, agregó.
En Puerto Rico, desafortunadamente, esta condición no se diagnostica ni se trata de manera adecuada. "El problema más grande que tenemos en Puerto Rico con esta patología, es que los pacientes están siendo tratados por personas que no entienden la patología, no la conocen y no los pueden ayudar".
El Dr. Martínez Trabal relata que varios pacientes han llegado a su consultorio afirmando que recibieron como sugerencia la amputación de una extremidad pero no ´lo permitieron´.
"O sea que si ese paciente hubiera permitido, le hubieran amputado la pierna", cuestionó. "¿Por cada uno de ellos, cuántos pacientes hay afuera a los que les dicen esta pierna hay que amputarla y ellos aceptan?"
Por ello, hace un llamado, tanto a pacientes y al público general, como a demás colegas, a recurrir a especialistas que puedan tratar correctamente estos casos.
"Si usted tiene un paciente con un problema vascular periférico de esta índole y usted no tiene un cirujano vascular o un cardiólogo intervencional cerca, que realmente se dedique a tratar esta patología, no puede mantener a ese paciente ahí. Debe moverlo a un lugar donde estén los expertos que saben preservar esa extremidad".