En la literatura médica se han descrito varios casos de asma inducida por acrilatos.
Un hombre de 52 años acudió por primera vez al Servicio de Alergia presentando tos persistente desde hace dos años, dificultad para respirar y pérdida de peso. No tenía historial familiar de enfermedad atópica y desde hace siete años se desempeñaba como profesional en artes gráficas.
Dentro sus síntomas, había tenido con congestión nasal con prurito faríngeo acompañado de tos seca, fiebre y sibilancias. Usualmente, empeoraba entre semana y su agravamiento se asoció a la instalación de una máquina impresora y secadora que emitía vapor dentro del área de trabajo.
Posterior a su llegada al centro médico, fue remitido al servicio de neumología. En la radiografía de tórax se evidenció un patrón alveolar bilateral y se le diagnosticó neumonía tóxica. Dentro del tratamiento recibió corticoides orales que mejoraron su estado de salud en general.
Exposición continua a los acrilatos
El paciente trabajaba en un puesto de control de calidad de etiquetado, serigrafía y diseño en una zona que comunicaba abiertamente con un gran almacén. Desde hace años trabajaba directamente con maquinaria serigráfica plana, en la que aplicaba barniz de sobreimpresión sobre la plancha que se imprimía.
Este barniz contenía una resina líquida epoxi, isoforona, con un peso molecular inferior a 700, diacrilato de 1,6-hexanodiol, triacrilato de trimetripropano y metacrilato de isobutilo. Además, era secado por la luz ultravioleta de la maquinaria, emanando vapor hacia la zona de trabajo.
Al paciente también le realizaron pruebas cutáneas de inhalantes y se le monitoreó el flujo espiratorio máximo con un medidor Mini-Wright cada 2 horas, excepto durante el sueño, durante 4 semanas.
Asimismo, se realizó una prueba de exposición a acrilato en una cámara de 7 m3. El paciente realizó una prueba de uso, aplicando barniz acrílico sobre una superficie durante 5 minutos el primer día. El segundo día el tiempo acumulado fue de 30 minutos, realizados en dos periodos de 15 minutos.
Con estos estudios se observaron una respuesta asmática tardía aislada a las 8 horas de exposición, sin síntomas sistémicos y con mantenimiento de los signos vitales en todo momento.
En la provocación bronquial con metacolina a las 24 horas de exposición a acrilatos se incrementó la hiperreactividad bronquial inespecífica, presentando el paciente una PC 20 de 1 mg/ml.
Los análisis de laboratorio mostraron leucocitos 12.300 mm 3 (eosinófilos 33 %), plaquetas 576.000 mm 3, velocidad de sedimentación globular 105 mm/h, glucosa 111 mg/dl y creatinina 0,9 mg/dl.
Posible diagnóstico de neumonitis eosinofílica
Los autores del caso refieren que los síntomas que el paciente presentó se deben a una neumonitis por hipersensibilidad o neumonía eosinofílica más que por neumonía tóxica por acrilatos.
Lo anterior debido a que era el único individuo afectado en la empresa, ya que esta forma de neumonía, afecta a más de un trabajador y no depende de la susceptibilidad o sensibilización del individuo, sino de la toxicidad de la sustancia.
Sin embargo, la neumonía eosinofílica produce síntomas que pueden superponerse a la enfermedad del paciente. Una respuesta intensa y grave de inflamación eosinofílica por exposición masiva a acrilatos puede provocar una respuesta inmune de hipersensibilidad, como ocurrió en el paciente.
Sin embargo, no se puede identificar definitivamente la causa de los síntomas del paciente, aunque los autores consideran que podrían deberse a una neumonía eosinofílica. La provocación bronquial demostró que el paciente actualmente padece asma ocupacional debido a la sensibilización al acrilato.
Cabe mencionar que los acrilatos se utilizan en una amplia variedad de productos como solventes, adhesivos, pinturas, tintas de impresión, lentes de contacto blandas, uñas de porcelana y metacrilatos (utilizados por dentistas y ortopedistas).
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