La disminución de la circulación sanguínea en manos y pies se produce por una contracción de los vasos sanguíneos que ralentiza la llegada de sangre.
Es normal que a cualquier persona expuesta al frío intenso le disminuya la circulación sanguínea distal, y tenga fríos los pies y las manos. Lo que ya puede hacer sospechar es que se produzca un cambio en la coloración de las partes más distales, e incluso estas lleguen a doler.
Según alerta la Fundación española de Reumatología, cuando se padece el Fenómeno de Raynaud es tal la sensibilidad a los pequeños cambios de temperatura, que por ejemplo se puede producir un ataque por estar en una habitación con aire acondicionado. ¿Cómo sospechar de esta patología? Aquí te lo explicamos.
En concreto, esta institución recuerda que el francés Maurice Raynaud fue el que dio nombre a este trastorno que se caracteriza por una disminución de la circulación sanguínea en los dedos de las manos y de los pies, de ahí que estén fríos, y que puede producir también dolor y cambios de coloración en dichas localizaciones.
"En ocasiones puede afectar a otras zonas como los labios, la nariz, y las orejas. Los factores que lo desencadenan son los cambios de temperatura (generalmente el frío), y las situaciones de estrés y las emocionales", agrega la Fundación Española de Reumatología.
En concreto, explica que la disminución de la circulación sanguínea en manos y pies se produce por una contracción de los vasos sanguíneos, que enlentece la llegada de sangre: "Como en las manos y pies, normalmente los vasos son pequeños, este cierre del vaso (vasosoespasmo) hace muy difícil la llegada de sangre y, por lo tanto, la oxigenación de la piel, provocando el cambio de coloración".
En una entrevista con Infosalus, la doctora María Luz García-Vivar, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y jefa de Reumatología del Hospital Universitario de Basurto (Bizkaia) señala que este fenómeno tiene razón en un trastorno circulatorio que consiste en un vasoespasmo o constricción de los vasos de los dedos de las manos, o de los pies, y que también puede darse en otras zonas del cuerpo, como las orejas, los pezones o incluso en la punta de la nariz.
Cursa en crisis de 10 a 15 minutos, o incluso horas, que se desencadenan entre otros con la exposición al frío y con el estrés. De hecho, destaca que con el frío los dedos se quedan blancos, 'sin sangre', y al entrar en calor se ponen azulados o amoratados ('cianosis', porque se queda estancada la sangre), y luego rojos ('reperfusión', porque vuelve a circular el riego sanguíneo); como si fuera en tres fases. "Esto se puede acompañar de dolor, de hinchazón, y de hormigueo de los dedos".
Desde la Fundación Española de Reumatología añaden en este sentido que los ataques son "siempre reversibles" y "raramente causan un daño importante de los tejidos". De ahí que insista en que no hay que confundir sus síntomas con otros procesos isquémicos, como la trombosis o las vasculitis, que son irreversibles y provocan daño estructural.
En los casos graves aparecen úlceras de la piel y pérdida de estructuras en la parte distal de los dedos, apunta la fundación científica, al mismo tiempo que sostiene que por ello habrá que extremar las precauciones cuando haya heridas en la piel para evitar las infecciones.
¿Suele tener las manos o pies fríos y le cambian de color? Conozca el 'Fenómeno de Raynaud'
Aquí la jefa de Reumatología del Hospital Universitario de Basurto insiste en que el Fenómeno de Raynaud se comporta en crisis de diferente intensidad y severidad y, aunque no es habitual, sí incide en que puede producir ulceraciones en las yemas de los dedos (cuando es secundario, y más frecuente en la esclerodermia, por ejemplo). "Su estudio nos ayuda a identificar algunas enfermedades reumáticas en fases tempranas", según aprecia.
Más frecuente en mujeres que en hombres
En este contexto, la doctora María Luz García-Vivar, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología, menciona que a fecha de hoy se desconoce con exactitud qué proporción de nuestra población lo padece, si bien precisa que se estima que el Fenómeno de Raynaud se da aproximadamente en 5% de las mujeres y en torno al 3% de los hombres.
En este punto, diferencia dos tipos de Fenómeno de Raynaud: El fenómeno de Raynaud primario: Un síndrome benigno frecuente en mujeres jóvenes (inicio de los 15 a los 30 años); normalmente no provoca lesiones detectables.
Fenómeno de Raynaud secundario que puede ser debido a causas mecánicas (martillos neumáticos, por ejemplo), a drogas o ciertos fármacos y a diversas enfermedades, entre ellas un grupo de enfermedades reumáticas del tejido conectivo, sobre todo en la esclerodermia, pero también en el lupus, la artritis reumatoide, el síndrome de Sjgren y la enfermedad mixta del tejido conectivo. "Todas ellas presentan autoinmunidad reconocida como un patrón de anticuerpos en los análisis de sangre, y cuando estudiamos la circulación del lecho de las uñas, por una técnica llamada 'capilaroscopia' podemos observar patrones de alteración en los capilares muy característicos.
Para prevenirlo, la doctora García-Vivar recomienda evitar el tabaquismo y la exposición al frío. "Para evitar las crisis es fundamental mantenerse tranquilos, en ambientes caldeados, y sin contraste de temperaturas. Hidratarse la piel y protegerse en invierno con ropa adecuada (gorro, manoplas, botas y calzado cómodo) también pueden ser útiles", aconseja.
Cuando los brotes son repetidos o intensos, en el Fenómeno de Raynaud secundario normalmente, se utilizan fármacos vasodilatadores de diferentes tipos.
Por otro lado, la portavoz de la Sociedad Española de Reumatología ve importante que, si tenemos úlceras, se extreme el cuidado para que no se infecten y, cuando se cierran, evitar los roces y ser estrictos con las medidas de protección y la medicación para evitar que no vuelvan a aparecer.
"Nuestro reumatólogo nos indicará si hemos de seguir tratamiento adicional para nuestra enfermedad reumática de base (en función de cuál sea y la situación en la que se encuentre)", sentencia la reumatóloga.
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