Los síntomas de esta enfermedad pueden variar y, en sus etapas iniciales, puede ser asintomática, lo que la convierte en una enfermedad silenciosa.
Este martes 5 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Mieloma Múltiple, un tipo de cáncer que se origina en las células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco cuya función es producir anticuerpos para combatir infecciones. En condiciones normales, estas células son esenciales para el sistema inmunológico al detectar y neutralizar gérmenes.
Enfermedad asintomática en sus inicios
En el caso del mieloma múltiple, las células cancerosas se acumulan en la médula ósea, generando proteínas anormales que pueden provocar diversas complicaciones. Los síntomas de esta enfermedad pueden variar y, en sus etapas iniciales, puede ser asintomática, lo que la convierte en una enfermedad silenciosa.
Sin embargo, cuando los síntomas se manifiestan, pueden incluir dolor en los huesos (especialmente en la columna vertebral o el pecho), náuseas, estreñimiento, pérdida de apetito, desorientación, fatiga, infecciones frecuentes, adelgazamiento, debilidad en las piernas y sed excesiva.
Las células cancerosas se acumulan en la médula ósea
Según el portal Mayo Clinic, en el mieloma múltiple, las células cancerosas no se desarrollan ni mueren como las células normales. En cambio, se acumulan en la médula ósea, desplazando las células sanguíneas sanas, lo que conduce a la fatiga y una menor capacidad para combatir infecciones.
Además, estas células cancerosas generan anticuerpos anormales, conocidos como proteínas monoclonales o proteínas M, que se acumulan en el cuerpo y pueden causar problemas, como daño renal y debilitamiento de los huesos, aumentando el riesgo de fracturas.
Factores de riesgo
El mieloma múltiple se observa con mayor frecuencia en personas mayores, aunque ocasionalmente se puede diagnosticar en personas menores de 40 años, aunque es menos común en adultos jóvenes. Además, afecta un poco más a los hombres que a las mujeres, según el doctor Gustavo Kusminsky, médico hematólogo y profesor adjunto de Medicina en el Hospital Universitario Austral.
Diagnóstico
El diagnóstico de esta enfermedad puede ser accidental o basarse en la sospecha de un médico debido a los síntomas del paciente. Para confirmar el diagnóstico, se realizan pruebas sanguíneas que pueden revelar la presencia de proteínas M producidas por las células del mieloma, análisis de orina, exámenes de médula ósea y pruebas de imagen, como radiografías y resonancias magnéticas.
Tratamientos
El tratamiento del mieloma múltiple varía según la gravedad de la enfermedad y los síntomas presentes. En algunos casos, cuando el paciente no presenta síntomas, puede no requerir tratamiento inmediato. Sin embargo, cuando los signos se manifiestan o la enfermedad avanza, se consideran diversas opciones terapéuticas.
Entre las opciones de tratamiento estándar se encuentran la terapia dirigida (que se enfoca en debilidades específicas de las células cancerosas), la inmunoterapia (que utiliza el sistema inmunológico del paciente para combatir el cáncer), la quimioterapia (que utiliza medicamentos para destruir las células cancerosas), los corticosteroides (que actúan contra las células de mieloma) y el trasplante de médula ósea (que reemplaza la médula ósea afectada por células sanas).
La radioterapia también es una opción que utiliza energía de alta potencia para destruir las células cancerosas, especialmente cuando un grupo de células plasmáticas anormales forma un tumor que causa dolor o destruye un hueso.
La elección del tratamiento depende de varios factores, incluido si el paciente es un buen candidato para un trasplante de médula ósea. Si se considera que lo es, la terapia inicial puede incluir una combinación de tratamientos. Posteriormente, el paciente puede recibir terapia dirigida o inmunoterapia como parte del seguimiento y mantenimiento.
Por otro lado, si el trasplante de médula ósea no es una opción, inicialmente se pueden combinar diferentes tratamientos. Si el mieloma reaparece o no responde al tratamiento inicial, se pueden repetir los procedimientos o probar otras terapias normalmente utilizadas como tratamiento de primera línea.
Es importante destacar que en algunos casos, los pacientes pueden necesitar tratamientos adicionales para abordar complicaciones derivadas de la enfermedad, como analgésicos para el dolor óseo, diálisis para daño renal grave, vacunas para prevenir infecciones, medicamentos para fortalecer los huesos y procedimientos especiales para la anemia.
La doctora Dorotea Fantl, asesora de la Federación Argentina de Mieloma y expresidenta de la Sociedad Argentina de Hematología, enfatiza que si bien el mieloma múltiple no es curable ni prevenible, el diagnóstico temprano mejora el pronóstico y la eficacia de los tratamientos, aumentando la expectativa de vida y reduciendo la mortalidad. Los chequeos anuales desempeñan un papel fundamental en la detección temprana y el seguimiento de la enfermedad.