La mayoría de las madres con bebés prematuros en intensivo neonatal reportan niveles más elevados de ansiedad y depresión en comparación con otras mujeres en Puerto Rico.
Belinda Z. Burgos González
Datos de un estudio en Puerto Rico muestra la necesidad de nuevas intervenciones con esta población.
La mayoría de las madres con bebés prematuros en intensivo neonatal reportan niveles más elevados de ansiedad y depresión en comparación con otras mujeres en Puerto Rico. El estudio explica que las madres con múltiples factores de riesgo, bajo un contexto social son más vulnerables que aquellas que no presentan la misma condición dentro de una Unidad de Intensivo Neonatal (NICU, por sus siglas en inglés) y por lo tanto pueden afectar el desarrollo del neonato.
“No solo es que se salve la vida de un bebé frágil, sino que podamos lograr proveer calidad de vida al haber ya atravesado una experiencia traumática (refiriéndose a haber nacido de forma prematura)”
El estudio analizó datos en retrospectivo de los años 2015 al 2018, donde se evaluó a féminas, con una edad promedio de 27 años, según reveló a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) la Dra. Cynthia García Coll, psicóloga del desarrollo adscrita al Centro de Estudios Materno Infantil (CEMI) del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) y parte de la sección de Neonatología del RCM.
La información recopiló datos de entrevistas a 92 mujeres (n=92) que se analizaron utilizando las escalas “Hamilton Anxiety Rating Scale”, la “Edinburgh Postpartum
Depression Scale”, entre otras que ayudaron a los investigadores a evaluar aquellos riesgos asociados a depresión y ansiedad en estas madres del NICU y que tomaron en cuenta la acumulación de factores de riesgo de índole demográfico y social.
El informe del estudio destaca que aunque el 85% de las entrevistadas sostuvo que contaba con apoyo social, el 51% respondió que atravesaba por un periodo de estrés. Mientras que, el 20% mostró altos niveles de ansiedad y el 18% reflejó altos índices asociados a depresión.
La Dra. García Coll añadió que el estudio sirve para que los profesionales del NICU tengan una mejor intervención con estas madres jóvenes, y así reúnan los criterios tanto de índole social como obstétrico (con bebés prematuros y complicaciones adicionales) para ofrecer un servicio actualizado a la realidad social.
“Lo que hicimos fue cuantificar los factores de riesgo, como lo son: el riesgo de ser pobre, joven, de no haber ido a la universidad, de tener quizás muchos hijos, tener ingresos bajos, entre otros. Hallamos que estas madres mientras más tenían este tipo de riesgos, pues más depresión y ansiedad tienes durante tu estadía en el NICU. Mientras más estaban estas mujeres en el NICU, más ansiosas y deprimidas estaban en comparación con las otras que no tienen este contexto”, sostuvo en entrevista con la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) la doctora García Coll.
El estudio, según evaluado, cuenta con una alta variabilidad en torno al estatus socioeconómico de la muestra evaluada, con participantes que mostraron generar pocos ingresos o depender totalmente de servicios del gobierno, como aquellos en una mejor posición económica.
“A estas madres se les tendría que ofrecer servicios de psicología y trabajador social. Precisamente la importancia de estos estudios es evaluar los riesgos dentro de un riesgo biológico. Precisamente ayudar a estas mamás más afectadas en el NICU nos ayuda a ayudar al desarrollo del bebé. Las madres ansiosas tratan completamente diferente a los bebés que no tienen madres con este tipo de nivel de ansiedad. Estas madres como estos bebés necesitan un sistema de monitoreo, un sistema de intervención y un sistema de prevención”, sostuvo por su parte el Dr. José Martínez, psicólogo clínico de la Universidad Pedro Albizu Campos.
Finalmente, el doctor Martínez concordó con la Dra. García Coll, en cuanto a la necesidad del desarrollo de nuevas intervenciones de salud mental dirigidas a esta población.
“Recomendamos desarrollar intervenciones innovadoras y culturalmente apropiadas ya sea psicológicas y de trabajo social, para abordar las necesidades de salud mental como por ejemplo para la ansiedad, posible miedo a perder al bebe) que tienen las familias de bebés ingresados en el NICU. El personal profesional de psicología y trabajo social del Hospital Pediátrico podrían facilitarle a los padres, durante el proceso de alta del bebé, referidos a servicios de atención al bebé como intervención temprana para promover su desarrollo óptimo desde las seis semanas hasta dos años de edad a ese neonato”, concluyó.
Las neonatólogas Dra. Lourdes García, Dra. Inés García, entre otros, fueron parte del estudio.