El doctor Giovanny Veloz, quien es médico residente en cuidado pulmonar del Hospital Municipal de San Juan, contó a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) cómo fueron estos cambios y cuáles han sido las limitaciones en la sala de emergencia ante la coyuntura del COVID-19.
Diana Castañeda
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Tras ser decretada la emergencia de salud pública internacional por coronavirus, el mundo entró en un estado de alerta que obligó a las diferentes naciones a implementar cambios extremos en su cotidianidad.
Por este lado, Puerto Rico comenzó a combatir rápidamente la propagación del virus llevando a la población a un aislamiento obligatorio. Además, los hospitales se adelantaron a los hechos y efectuaron cambios en cuanto a la protección de los profesionales de la salud, y de las áreas de cuidados críticos.
El doctor Giovanny Veloz, quien es médico residente en cuidado pulmonar del Hospital Municipal de San Juan, contó a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) cómo fueron estos cambios y cuáles han sido las limitaciones en la sala de emergencia ante la coyuntura del COVID-19.
“En este momento hemos tenido que realizar muchos cambios en el área de cuidado crítico debido al alto riesgo de infección que tiene este coronavirus, conocido como COVID-19. Hemos tenido que hacer cambios, mucha preparación, conseguir el equipo de protección personal. Junto a eso, tanto el personal médico como el de enfermería y los terapistas respiratorios reciben entrenamiento en el proceso que debemos seguir para quitarse el equipo de protección personal y los pasos para evitar contagio, debido a que cuando uno se lo está quitando, es que existe un mayor riesgo de contaminarse e infectarse”, explica el doctor.
Quien además asegura que, de no tener todas estas precauciones puede llevar a más contagios entre los profesionales de la salud, las demás personas y que siga la cadena de contagios.
El personal sanitario utiliza un equipo de protección individual (EPI) para protegerse de las gotas de la tos, los estornudos u otros fluidos corporales de los pacientes infectados y de las superficies contaminadas que puedan infectarlos.
Los EPI pueden incluir delantales, batas o monos (de una sola pieza), guantes, mascarillas y equipamiento de respiración (respiradores) y gafas protectoras. Los EPI se deben poner de forma correcta; pueden ser incómodos y existe la posibilidad de que los trabajadores se contaminen al quitárselo. Algunos EPI se han adaptado, por ejemplo, incorporando lengüetas para hacer que sea más fácil quitárselos.
Organizaciones como los Centers for Disease Control and Prevention de los EE.UU. tienen guías disponibles sobre el procedimiento correcto para ponerse y quitarse el EPI.
Otra de las modificaciones en las salas de cuidados críticos son los protocolos de ventilación mecánica. El médico residente comentó que, “al principio, se hicieron unas recomendaciones debido a la experiencia en intensivo en China. Luego de eso fue lo que pasó en Italia y en los Estados Unidos, así que se hicieron unos cambios, como por ejemplo al principio se recomendó intubación temprana. Después, cuando se empezaron a identificar los mecanismos de la patofisiología por la cual el virus actúa, entonces nos dimos cuenta de que es mejor intubar más tarde, debido a que el mecanismo por el cual ocurre la hipoxemia es diferente a lo que hacíamos y a lo que se conoce”.
“También en la parte de la capacidad de las camas, tuvimos que hacer una planificación en esa área en caso de que tuviésemos muchas admisiones y pues el COVID-19 creaba un compromiso” enfatizó el residente del Hospital Municipal de San Juan.
Entre tanto, el galeno señaló que, al principio tuvieron las mismas limitaciones que el resto de los países, como el acceso a los equipos de protección personal, especialmente las mascarillas. Así mismo, las terapias que se realizaban eran tratamientos experimentales y protocolos nuevos de investigación
“Otra limitación fue el área de ventilación mecánica en el caso de que se dieran muchos casos, aunque hasta ahora esto no ha pasado”, adujó.
A su vez, el residente en cuidado pulmonar recomendó continuar con el aislamiento social hasta que el nivel de inmunidad sea alto. Y, alertó en que el virus se puede combatir a través de una vacuna, la cual podría tardar hasta 18 meses.
El doctor Giovanny Veloz concluyó manifestando que le preocupan dos cosas: "que las personas dejen de hacer su medicina preventiva, y que, salgan a la calle, y se infecte un número tan alto, que el sistema de salud o los hospitales no tengan la capacidad para manejarlo".