Las causas de una mala circulación pueden ser la genética, colesterol alto, obesidad, embarazo o malos hábitos como fumar, comer mal y no practicar ejercicio.
Nuestro sistema vascular está compuesto por una red de vasos sanguíneos, que incluye las venas, las cuales conducen la sangre desde los capilares hasta el corazón; las arterias que transportan sangre rica en oxígeno desde el corazón a los órganos y tejidos; y capilares, que conectan las arterias y venas pequeñas, y, gracias a sus delgadas paredes, permiten el intercambio de sustancias entre los tejidos y la sangre.
Diferencia entre circulación venosa y linfática
La circulación venosa es la porción del aparato circulatorio que recoge la sangre desde los capilares, y la devuelve al corazón para que continúe su recorrido en nuevos ciclos circulatorios.
Por su parte, el sistema linfático, aunque no forma parte explícita del sistema cardiovascular, constituye un sistema de recuperación de líquidos o drenaje necesario para el equilibrio hídrico a nivel tisular, y por ello queda incluido en el estudio de esta región del aparato circulatorio.
La función principal del sistema venoso es permitir el retorno de la sangre desde el lecho capilar hasta el corazón. Comienza en las vénulas de la microcirculación, para ir convergiendo, en vasos de calibre cada vez mayor, hasta terminar en las venas cavas, de 3 cm. de diámetro. Estructuralmente, las venas son vasos de paredes más delgadas, con un menor contenido en fibras musculares y elásticas que las arterias, con una sección transversal normalmente elíptica y con un diámetro superior al de la arteria correspondiente. Estas características determinan que son vasos de baja resistencia.
Un importante porcentaje de la población sufre problemas de circulación como calambres, hinchazón o varices por los cambios bruscos de temperatura.
Expertos insisten en que lo que pasa en la mayoría de las personas es que han perdido elasticidad en sus venas y carecen de fuerza para impulsar bien el líquido, por lo que al final por la fuerza de la gravedad se acumula en las piernas, provocando las citadas molestias.
Remedios naturales para el corazón
Cuando nuestro sistema circulatorio se ve afectado puede dar lugar a enfermedades vasculares, como accidentes cerebrovasculares, aneurisma, arterioesclerosis, coágulos sanguíneos, enfermedad de las arterias coronarias o de las arterias carótidas, Enfermedad de Raynaud, várices o vasculitis.
Aunque muchas veces el origen de la mala circulación es desconocido, los expertos explican que existen diferentes causas: los genes, padecer enfermedades cardiovasculares, infecciones, o lesiones, o tomar ciertos medicamentos, incluidas las hormonas. En verano puede profundizarse este problema, ya que las altas temperaturas provocan la dilatación de las paredes de las venas.
Una mala circulación puede provocar diferentes enfermedades vasculares, por lo que, el grupo de riesgo puede variar y dependerá del cuadro específico que se padezca. Sin embargo, existen algunas características comunes: ser mayor de edad, fumar, sufrir afecciones que afecten al corazón o a los vasos sanguíneos, tener antecedentes familiares, estar embarazada, tener sobrepeso u obesidad, y ser sedentario.
Consecuencias
Una mala circulación puede provocar debilidad de las paredes venosas y mal funcionamiento de algunas válvulas. Esta situación promueve una acumulación anormal de sangre, que ensancha y dilata las venas, lo que puede apreciarse en várices, arañas vasculares o directamente alteraciones en el color de la piel. También puede afectar la temperatura corporal, provocando frío en las extremidades.
Los investigadores advierten que una mala circulación sanguínea puede traer problemas para las defensas, ya que no permite un transporte adecuado de los glóbulos blancos a lo largo del cuerpo. Esto puede traducirse, por ejemplo, en una cicatrización más lenta, hinchazón de las piernas y piel seca o "acartonada".
Cuando los depósitos de grasa bloquean el flujo de la sangre en las arterias, puede provocar la famosa sensación de entumecimiento u hormigueo. También puede causar calambres, que generan movimientos más lentos, o agotamiento constante.
Cómo prevenirlo
Los especialistas señalan que se pueden adoptar ciertas medidas para prevenir la aparición de enfermedades vasculares: no fumar, disminuir el consumo de alcohol, mantener controlados el peso, estrés, niveles de presión arterial, azúcar y colesterol en sangre, y evitar el sedentarismo o los largos períodos sentados.
Otro factor determinante para no sufrir molestias en las extremidades es mantener una alimentación saludable. Entre los mejores alimentos para favorecer la circulación sanguínea se encuentran las manzanas, chiles, naranjas, bayas, ajo, frutos secos, tomates, cúrcuma o jengibre, entre otros.
Cuándo consultar al médico
Si bien es normal sentir leves molestias de pie o piernas, los especialistas señalan que ante la presencia de dolor sin realizar esfuerzo, mala cicatrización o cualquier incomodidad que impida continuar con la rutina, se deberá consultar con un profesional. A la larga, una mala circulación puede provocar úlceras que, en casos extremos, puede transformarse en gangrena o derivar en amputaciones.