Esta enfermedad es más común antes de los 10 y después de los 60 años, es necesario un buen diagnóstico para dar un tratamiento adecuado.
En Puerto Rico, aproximadamente 35 mil personas enfrentan el desafío diario de vivir con epilepsia, una condición neurológica que puede afectar a individuos de todas las edades y orígenes. El Dr. Javier Chapa, neurólogo especializado en epilepsia, destaca la importancia de entender esta enfermedad, que es la cuarta más prevalente después de la migraña, los accidentes cerebrovasculares y las demencias como el Alzheimer.
La epilepsia puede manifestarse en diferentes etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez, debido a factores genéticos, daño cerebral al nacer o condiciones congénitas. La incidencia es más común antes de los 10 años y después de los 60 años, debido a diferentes causas como los daños cerebrovasculares o tumores.
"Si bien muchos pacientes con epilepsia pueden controlar sus convulsiones con medicamentos antiepilépticos y pueden llevar una buena calidad de vida, aproximadamente uno de cada tres pacientes desarrolla epilepsia refractaria, lo que significa que no responden de manera adecuada a los tratamientos estándar. Esto es un reto para nosotros los epileptólogos, poder ayudarlos teniendo dentro de lo posible el mejor control de sus convulsiones" explica el Dr. José en una entrevista exclusiva para Revista Medicina y Salud Pública.
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1. Tratamiento Farmacológico: Se utilizan entre 25 y 30 anticonvulsivos para reducir las convulsiones y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
2. Dieta Cetogénica: Esta terapia no farmacológica es especialmente útil en pacientes refractarios, es decir, aquellos que no responden a los medicamentos antiepilépticos convencionales. Consiste en una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos, lo que genera cuerpos cetónicos con propiedades anticonvulsivas.
Esta dieta puede reducir significativamente la frecuencia de convulsiones en pacientes con síndromes epilépticos específicos, especialmente en niños. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta dieta no cura la epilepsia y puede tener efectos secundarios potenciales, como pancreatitis, aumento del colesterol, hipoglucemia, entre otros.
El Dr. chapa, hace hincapié en que "Un diagnóstico preciso es fundamental para determinar el tratamiento más adecuado. Utilizamos una combinación de exámenes clínicos, electroencefalogramas (EEG), resonancias magnéticas y testimonios de familiares o testigos para describir los eventos convulsivos y proporcionar un tratamiento personalizado".
Los pacientes con epilepsia tienen un mayor riesgo de desarrollar ansiedad y depresión debido a los desencadenantes de la enfermedad. "Aunque no son pacientes de salud mental directamente a causa de la condición, este tipo de episodios pueden conllevar diferentes trastornos por las malas experiencias al momento de vivir una convulsión", el Dr. Chapa, recomienda el acompañamiento de especialistas en salud mental para abordar estos aspectos emocionales.
La epilepsia abarca una amplia variedad de tipos y puede afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Es fundamental un enfoque integral que incluya opciones de tratamiento como la dieta cetogénica, especialmente en aquellos pacientes que no responden adecuadamente a los tratamientos convencionales. Un diagnóstico preciso y un seguimiento continuo son clave para mejorar la gestión de esta condición neurológica y ofrecer a los pacientes una mejor calidad de vida.