En la exploración inicial, no se identificaron hallazgos anormales en la faringe o la laringe mediante la visualización directa con un nasendoscopio flexible.
En un caso clínico reciente, un hombre de aproximadamente 30 años con antecedentes de rinitis alérgica presentó una situación médica única. Después de experimentar un episodio de estornudos mientras conducía y al intentar sofocarlos pellizcándose la nariz y cerrando la boca, el paciente experimentó un dolor intenso en el cuello.
Al buscar atención médica de emergencia, se observó que el cuello estaba hinchado bilateralmente, con crepitación leve a la palpación y una reducción de la amplitud de movimiento del cuello.
En la exploración inicial, no se identificaron hallazgos anormales en la faringe o la laringe mediante la visualización directa con un nasendoscopio flexible. Sin embargo, la radiografía lateral de partes blandas del cuello reveló la presencia de enfisema quirúrgico.
Desgarro traqueal
Posteriormente, la tomografía computarizada (TC) de cuello y tórax con contraste confirmó un desgarro traqueal de dimensiones 2 mm × 2 mm × 5 mm, ubicado entre la tercera y la cuarta vértebras torácicas, acompañado de neumomediastino y enfisema quirúrgico de cuello.
Tratamiento
El paciente recibió tratamiento sintomático para el dolor con paracetamol y codeína según fuera necesario. Además, se abordaron los síntomas de rinitis alérgica y congestión nasal con cetirizina, propionato de fluticasona y xilometazolina.
A pesar de la gravedad del desgarro traqueal, no se administraron antibióticos, y se consultó con cirujanos cardiotorácicos, quienes determinaron que no era necesaria ninguna intervención quirúrgica dado que el paciente se encontraba sistémicamente bien y mantenía constantes vitales normales.
Como medida de precaución, el paciente fue mantenido en ayunas durante la primera noche por si se requería anestesia general para intubarlo. A lo largo de las 48 horas de observación en el hospital, no se necesitaron intervenciones adicionales, y el paciente permaneció clínicamente estable.
Fue dado de alta con analgesicos y tratamiento a largo plazo para la rinitis alérgica, con instrucciones específicas para evitar actividades físicas extenuantes durante las próximas 2 semanas y para evitar sofocar los estornudos pellizcándose la nariz con la boca cerrada.
En el seguimiento posterior, una TC realizada 5 semanas después reveló la resolución completa del enfisema quirúrgico, sin desgarro traqueal ni anomalías traqueales presentes.
Posible causa del desgarro
El equipo médico sospecha que la perforación traqueal se produjo debido a la rápida acumulación de presión en la tráquea durante el intento de sofocar los estornudos con la nariz tapada y la boca cerrada. Este caso destaca la importancia de la vigilancia clínica y el manejo cuidadoso de lesiones traqueales, incluso en situaciones inusuales como esta.
Perforación traqueal espontánea
La perforación traqueal espontánea, aunque rara, constituye una condición potencialmente mortal. A diferencia de la mayoría de los casos, que resultan de lesiones iatrogénicas o traumáticas, esta afección puede presentarse de manera espontánea. Las causas comunes incluyen procedimientos como la tiroidectomía, intubación traumática, traqueotomía percutánea, inserción de endoprótesis esofágica, lesiones corrosivas esofágicas y traumatismos cortantes o contundentes.
El manejo de las perforaciones traqueales varía según la estabilidad hemodinámica del paciente y la ubicación de la perforación. Mientras que algunas pueden ser tratadas de manera conservadora, muchas requieren intervención quirúrgica. Schneider et al, en un análisis retrospectivo, sugieren la preferencia por el tratamiento quirúrgico en pacientes con ventilación mecánica insuficiente, perforación abierta en la cavidad pleural, o enfisema subcutáneo o mediastínico progresivo.
El enfoque conservador puede ser una opción viable en pacientes con características positivas, aunque no se especifican en detalle en la información proporcionada. En general, el abordaje terapéutico dependerá de la estabilidad del paciente, los signos vitales y la naturaleza de la perforación traqueal. Este conocimiento es esencial para tomar decisiones clínicas informadas en casos de perforación traqueal espontánea.
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