La artrosis cervical es muy frecuente en personas mayores a 50 años y en muchas ocasiones pasa desapercibida porque no produce síntomas.
La artrosis cervical o cervicoartrosis se produce cuando se lesiona o degenera el cartílago de las articulaciones de la columna cervical. La artrosis cervical es muy frecuente en personas mayores a 50 años y en muchas ocasiones pasa desapercibida porque no produce síntomas.
Síntomas
El síntoma más frecuente de la cervicoartrosis es el dolor del cuello (cervicalgia) que aparece con los movimientos. Además, los pacientes con cervicoartrosis suelen referir rigidez que dura poco tiempo y mejora con el movimiento.
La cervicalgia puede ocurrir de modo agudo, es decir, con una aparición rápida y desaparición en unos pocos días, o con más frecuencia, se comportará como una cervicalgia crónica. En este caso, el dolor aparece de modo más lento y su duración es mayor (semanas o meses). Su intensidad suele ser leve o moderada y se localiza en la parte posterior e inferior del cuello.
En algunas ocasiones, la cervicoartrosis es asintomática y se diagnostica como un hallazgo al realizar radiografías de la columna cervical por otro motivo.
Su Origen
La causa de la artrosis se considera que es la consecuencia de una suma de factores genéticos y ambientales aunque en algunos casos hay una causa clara como un traumatismo previo, una infección, una malformación congénita, etc. En estos casos, se considera que la artrosis es secundaria (consecuencia) a este proceso. En la inmensa mayoría de los casos de artrosis cervical no existe una causa clara que justifique la artrosis y por tanto, se considera que aparece debido a la suma de ciertos factores genéticos y ambientales
Diagnostico
El diagnóstico de la artrosis se realiza teniendo en cuenta los síntomas que explica el paciente (dolor, limitación del movimiento y rigidez) así como la exploración realizada por el reumatólogo en la que suele destacar dolor y limitación de la movilidad. Las pruebas complementarias más frecuentemente solicitadas son las radiografías simples de columna cervical en las que se puede apreciar signos típicos de cervicoartrosis.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es mejorar el dolor y mejorar la calidad de vida. Para ello, se dispone de varias alternativas: medidas físicas, fármacos y cirugía.
El tratamiento farmacológico habitualmente consiste en la utilización de analgesia convencional (paracetamol) y si no es suficiente se puede asociar antiinflamatorios durante la fase aguda del dolor. En pacientes en los que está contraindicada la utilización de antiinflamatorios pueden ser útiles los fármacos analgésicos opioides como el tramadol. Por otro lado, si se considera que el componente de contractura muscular es importante, se pueden asociar relajantes musculares durante la fase aguda de la cervicalgia.
El reumatólogo es el médico con mayor experiencia para establecer el diagnóstico de artrosis cervical y diferenciarla de las otras enfermedades articulares, así como para instaurar el tratamiento óptimo según el grado de la enfermedad. El reumatólogo le remitirá a otros especialistas cuando sea necesario y le aconsejará en su momento acerca de la conveniencia de la cirugía.