Las valientes puertorriqueñas fueron diagnosticadas con cáncer de seno cuando tenían menos de 40 años. Estas son sus historias de vida.
Sandra Olavarría, Mildred Pérez e Ivette Pérez compartieron sus testimonios de vida con cáncer de seno durante el conversatorio de Susan G. Komen y la Revista MSP en Plaza Las Américas, con motivo del mes de prevención y sensibilización de esta agresiva enfermedad.
Para las sobrevivientes, ser diagnosticadas con cáncer de seno significó un cambio completo de vida, sin embargo, la detección temprana por medio de la mamografía y el autoexamen permitió que pudieran ser tratadas con mayores posibilidades de curación.
Sandra Olavarría contó su experiencia desde que fue diagnosticada en el año 2020 cuando inició la pandemia por COVID-19. Tenía historial familiar cercano de cáncer de seno y tuvo que someterse a una cirugía para extirpar el tumor.
A Sandra le detectaron cáncer de seno a través de una mamografía de rutina
"Me detectaron cáncer de seno con una mamografía de rutina, ahí salió positivo. Yo vengo de familia, mi mamá murió de cáncer de seno y a dos tías por parte de madre les han hecho mastectomías", expresó.
La fe y el apoyo incondicional de su familia permitieron que Sandra se repusiera ante esta dura prueba. Actualmente, se encuentra en remisión y acude a controles con sus especialistas.
"Esto ha sido un cambio en mi vida porque soy madre de cuatro hijos y fue bien difícil decirles el diagnóstico. Mis hijos son enfermeros, han sido mi apoyo todo el tiempo, me cuidaron durante mi cirugía. Mi apoyo también fue mi esposo".
En un autoexamen, Mildred evidenció cambios en sus senos
En el caso de Mildred Pérez, el cáncer de seno apareció en el año 2017. Por medio del autoexamen notó una pequeña masa en su seno derecho y a partir de allí acudió a su ginecólogo para que la examinaran.
"Tenía 35 años en el 2017. Cuando acudí al médico me hicieron por primera vez una sonomamografía y mamografía, luego una biopsia que salió negativa, pero después de ese examen comencé a sangrar mucho en la zona de la incisión", afirmó.
Pasaron cerca de 3 años y todos los exámenes de Mildred resultaban negativos, sin embargo, continuaba sangrando especialmente durante los días de su menstruación y el dolor en su seno derecho empeoraba cada vez más.
"Llegué a un punto donde le dije a mi médico que me sacara el seno, aunque no supiéramos que fuera, porque no soportaba el dolor, sin embargo, no podía operarme porque tenía problemas en la sangre", expresó.
Después de recibir una especie de quimioterapia, Mildred fue operada en el año 2019. Al analizar la patología, se confirmó el diagnóstico de cáncer de seno, por lo cual comenzó su tratamiento oral.
"Me hicieron un estudio en la axila izquierda y los ganglios y me removieron 22 nódulos sospechosos. En el 2020 decidimos extirpar el seno izquierdo por precaución porque me estaban saliendo quistes en la zona. Fui reconstruida con implantes en ambos senos y actualmente continuo con tratamiento oral que inicialmente fue por 5 años y mi médico lo extendió a 10 años".
Ivette fue diagnosticada con cáncer de seno a los 40 años
De manera similar, Ivette Pérez notó un cambio en su seno izquierdo a los 40 años. Aunque en un principio lo dejó pasar, le comentó a un primer ginecólogo, quien le indicó que se podía quedar tranquila porque no era cáncer de seno.
"Yo me fui, pero busqué una segunda opinión. Fui a un centro especializado en seno y allí me hicieron una sonomamografía en ambos senos. Me hicieron biopsias, en el seno izquierdo salió positiva y en el derecho salió negativa", explicó.
Al detectarlo temprano, el oncólogo que la atendió le comentó las alternativas quirúrgicas que tenía. Ivette decidió someterse a una mastectomía bilateral para no tener rastro alguno del cáncer.
"Me sometí a la mastectomía radical y a quimioterapia y con todo eso me aferré a Dios. Yo quería estar para mis hijos y tuve el apoyo de mi familia. Aunque no había una pareja, sí un equipo de familia y actualmente tengo un grupo de apoyo para ayudar a otras sobrevivientes también", expresó.
Aunque las sobrevivientes llevan en sus cuerpos las cicatrices de haber luchado contra el cáncer de seno, hoy se levantan con esperanza y comparten un mensaje alentador para otras mujeres que están siendo diagnosticadas.
"Estamos en pie de lucha. Todos los días tenemos cicatrices, pero esas cicatrices nos hacen más fuertes", afirmó Sandra Olavarría.