La comunicación abierta, la búsqueda de orientación médica y terapia son recursos valiosos para enfrentar los desafíos que puedan surgir en este aspecto de la vida.
En relación a la Enfermedad de Parkinson, se reconoce que sus síntomas varían ampliamente entre los pacientes y presentan distintos niveles de progresión. Uno de los aspectos que genera inquietud en muchas parejas es la repercusión que esta enfermedad puede tener en la sexualidad o en la alteración de la misma.
Es fundamental comprender que la sexualidad no se limita al acto sexual en sí, sino que abarca una amplia gama de comportamientos sexuales, incluyendo expresiones, orientación, actitudes y, por supuesto, las relaciones sexuales.
Enfermedad de Parkinson y su impacto en la sexualidad
La Enfermedad de Parkinson y su impacto en la sexualidad pueden manifestarse tanto a través de síntomas motores como no motores. Los síntomas motores, como temblores, lentitud de movimientos y rigidez, pueden limitar la capacidad física del paciente y afectar la actividad sexual. Además, los síntomas no motores, como dolor, depresión, fatiga o disautonomía, pueden contribuir a problemas como la disfunción eréctil.
Estos síntomas tienen un impacto directo en la actividad sexual y, de manera indirecta, en la sexualidad en general. Durante el acto sexual, el cuerpo puede experimentar parálisis, restricciones en los movimientos y, en el caso de los hombres, disfunción eréctil.
Investigaciones han revelado que más del 50% de los hombres con Enfermedad de Parkinson experimentan disfunciones sexuales, mientras que en las mujeres también se ha observado una mayor incidencia de problemas sexuales en comparación con personas de la misma edad que no tienen la enfermedad.
En hombres y en mujeres varían los efectos
En el caso de los hombres, las principales dificultades incluyen la incapacidad para mantener una erección, eyaculación precoz, falta de deseo sexual y, en algunos casos, hipersexualidad. En las mujeres, es común la falta de lubricación, que puede acentuarse durante la menopausia, así como la incontinencia urinaria y la disminución del deseo sexual.
Buscar ayuda
Para abordar estas preocupaciones, es crucial que los pacientes busquen la orientación de un neurólogo, quien determinará si es necesario consultar a un urólogo o, en caso de requerir apoyo emocional, a un profesional de psiquiatría o psicología.
Cuando se mencionan los efectos emocionales o psicológicos del Parkinson en la sexualidad, no se hace referencia únicamente a cómo los síntomas no motores afectan la sexualidad de los pacientes, sino también a la carga psicológica que implica vivir con la enfermedad. Esto puede influir en la forma en que los pacientes se relacionan, interactúan con otros y, en última instancia, en su comportamiento sexual.
Para quienes son pacientes de Parkinson y experimentan estas dificultades, la comunicación abierta es fundamental. Hablar con la pareja y el círculo cercano puede proporcionar apoyo necesario, ya que comprenden las complejidades de la enfermedad. Además, profesionales como psicólogos y psiquiatras pueden ofrecer terapia de pareja o individual para abordar estos temas.
Tratamientos que reduzcan efectos cognitivos
La falta de autoestima relacionada con la enfermedad puede derivar de síntomas como la depresión o la ansiedad. En tales casos, neurólogos y geriatras desempeñan un papel esencial en la búsqueda de tratamientos que reduzcan estos efectos cognitivos.
Es importante tener en cuenta también la perspectiva del cónyuge del paciente de Parkinson. El cónyuge no solo brinda apoyo durante el proceso de la enfermedad, sino que también experimenta los síntomas, especialmente los aspectos cognitivos.
Es recomendable que el cónyuge participe en terapia, tanto en sesiones de pareja como individuales, para poder abordar sus preocupaciones, que pueden incluir la percepción de la pérdida de atractivo y el cambio de roles hacia el de "cuidador".
Este cambio de rol es común en enfermedades crónicas, lo que puede llevar a una dinámica de cuidador-paciente que afecta tanto la atracción física como la carga emocional. Es fundamental abordar estos temas temprano en el proceso de la enfermedad para mantener una conexión emocional sólida.
Interacción de los medicamentos
Además, es importante señalar que algunos medicamentos utilizados en el tratamiento del Parkinson pueden tener efectos secundarios, como la hipersexualidad o la pérdida de control de los impulsos sexuales. Esto es más frecuente en hombres y se manifiesta como un aumento significativo en la libido que va más allá de las parejas sexuales habituales. En estos casos, es esencial informar a un médico sin sentir vergüenza.
La gestión de estos efectos secundarios podría implicar ajustes en la medicación según las recomendaciones del neurólogo, y la terapia también puede ser beneficiosa para abordar los aspectos emocionales que puedan afectar las relaciones con la pareja y el círculo cercano.
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