A diferencia del dolor mecánico, el dolor inflamatorio no mejora con el descanso. Por el contrario, suele empeorar en el reposo, y puede no responder a analgésicos.
Los dolores de espalda hacen parte de los motivos de consulta más frecuente, teniendo como causa principal la distensión de tejidos, como músculos o ligamentos, por el levantamiento de objetos pesados, el sobrepeso, esguinces, tirones, excesos en el ejercicio, entre otros.
Estas lesiones suelen ser benignas y mejorar con el reposo y el uso de analgésicos o relajantes musculares.
Sin embargo, los dolores de espalda también pueden ser señal de una condición de salud inflamatoria, como la artritis o el cáncer.
"Nosotros decimos que el dolor de espalda es inflamatorio, aquel que ocurre cuando las personas están en situación de reposo, y cambia del reposo a la actividad", mencionó en exclusiva para la Revista Medicina y Salud Pública el Dr. Guillermo Valenzuela, reumatólogo y pasado presidente de la Sociedad de Reumatología de la Florida. "Por ejemplo, al despertarse. Quien se despierta en las mañanas con un dolor intenso en la región lumbar o cervical, que responde a antiinflamatorios, pero requiere del uso continuo de ellos".
Según el especialista, este es un tipo de dolor que suele afectar a gente joven y, por lo general, impacta negativamente en la calidad del descanso de los pacientes. Ante esta situación, es importante consultar con un especialista.
"El dolor de espalda es una señal muy importante, no solo para condiciones inflamatorias, sino también para condiciones malignas. Es un síntoma muy importante para investigar, y hay que darle importancia".
La espondilitis anquilosante, una enfermedad inflamatoria que puede provocar la fusión de algunos huesos de la columna vertebral, puede ser una de las principales causas del dolor de espalda, así como osteoporosis o artrosis.
Asimismo, se ha relacionado con enfermedades como la psoriasis (artritis psoriásica), enfermedad inflamatoria intestinal y uveítis. "Esas condiciones están asociadas netamente con la espalda".
La literatura médica señala que la evolución de muchos tumores evoluciona mediante el dolor de espalda. Esto se da, con mayor frecuencia, con la existencia de tumores metastásicos en huesos, como pulmón, próstata o mama.
Cuando esto sucede, los pacientes pueden experimentar síntomas como fiebre, déficit neurológico, pérdida del control de esfínteres, astenia, cansancio o pérdida de peso involuntaria.