Neuropsicología en alzhéimer: La prevención secundaria identifica signos tempranos de deterioro cognitivo

Se estima que más de 50 millones de personas en el mundo viven con demencia, y el alzhéimer representa entre el 60% y el 80% de estos casos, lo que resalta la urgencia de una detección temprana y tratamiento adecuado.

Jineth Rodríguez

    Neuropsicología en alzhéimer: La prevención secundaria identifica signos tempranos de deterioro cognitivo

    El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta principalmente a personas mayores y se caracteriza por un deterioro progresivo de la memoria, el pensamiento y las funciones cognitivas. Es la forma más común de demencia, representando entre el 60% y el 80% de los casos de demencia en el mundo.

    Aunque sus causas exactas no se comprenden completamente, se sabe que factores genéticos, ambientales y de estilo de vida juegan un papel importante en su desarrollo.

    En esta entrevista para la revista de Medicina y Salud Pública, la Dra. Alexandra Landrau, especialista en Neuropsicología Clínica, comparte su experiencia y conocimientos sobre cómo la neuropsicología juega un papel crucial en la detección temprana, el manejo y la prevención de esta enfermedad neurodegenerativa.

    El rol de la neuropsicología en la detección, diagnóstico y tratamiento del alzhéimer

    La neuropsicología juega un papel fundamental en el diagnóstico, tratamiento y apoyo a las personas afectadas por el alzhéimer. Según la Dra. Alexandra Landrau, experta en neuropsicología, este campo no solo se limita a la evaluación de los pacientes, sino que también desempeña un rol esencial en la educación emocional, cognitiva y conductual de los pacientes y sus familias.

    "Tras un diagnóstico confirmado por un médico especialista mediante diversas pruebas, la noticia del alzhéimer puede ser un gran impacto tanto para el paciente como para su familia. Nuestro rol, además de ser evaluadores, también es el de educadores. Es crucial tener en cuenta aspectos emocionales, cognitivos y conductuales, y cómo podemos ayudar al paciente, especialmente en fases tempranas, así como la importancia del rol de la familia en el manejo de la condición", comenta la Dra. Landrau.

    Uno de los mayores retos al recibir el diagnóstico es el temor y la incertidumbre que genera, ya que el término "alzhéimer" puede asociarse con una connotación negativa. 

    Sin embargo, la Dra. Landrau subraya la importancia de establecer recursos de apoyo y reconocer tanto los factores protectores como los agravantes. "Debemos abordar el diagnóstico con sensibilidad y compasión, guiando tanto al paciente como a la familia en un proceso de ajuste y adaptación", explica.

    En las etapas más avanzadas, la educación sobre los factores agravantes, las condiciones comórbidas y el apoyo social es fundamental. "No se trata solo de identificar el diagnóstico, sino de educar a las familias sobre los miedos que el paciente puede desarrollar por el diagnóstico", agrega la especialista.

    Neuropsicología y prevención temprana del alzhéimer

    El papel de la neuropsicología también es crucial en la detección temprana del alzhéimer, en especial durante las fases de prevención secundaria y terciaria. "La prevención secundaria se centra en identificar signos tempranos de deterioro cognitivo, un área en la que los neuropsicólogos desempeñamos un papel esencial", comenta la Dra. Landrau. 

    A través de diversas pruebas, los especialistas pueden detectar si un paciente está experimentando deterioro cognitivo leve, lo que permite implementar estrategias para ralentizar su progreso hacia la demencia, o incluso hacia un alzhéimer.

    "La prevención terciaria se enfoca en el tratamiento y rehabilitación de los pacientes en fases más avanzadas, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y ralentizar la progresión del deterioro cognitivo", explica la Dra. Landrau.

    Evaluación neuropsicológica en el diagnóstico del alzhéimer

    El diagnóstico del alzhéimer y su diferenciación de otras demencias depende de una evaluación neuropsicológica integral. La Dra. Landrau destaca que, "cuando se evalúa el deterioro cognitivo, no solo realizamos pruebas, sino que también llevamos a cabo entrevistas con el paciente y su familia para comprender mejor el cambio en los procesos cognitivos".

    Una de las pruebas más utilizadas en la evaluación inicial es el Montreal Cognitive Assessment (MoCA), que tiene alta sensibilidad para detectar signos de deterioro cognitivo.

    Sin embargo, "la evaluación neuropsicológica completa va más allá de este primer análisis. Se evalúan múltiples dominios cognitivos como memoria, atención, funciones ejecutivas, habilidades visoconstructivas, funciones psicomotoras y el lenguaje, entre otros", explica la Dra.

    Diferenciando el alzhéimer de otras demencias

    La Dra. Landrau explica que el diagnóstico preciso del alzhéimer se apoya no solo en la evaluación neuropsicológica, sino también en pruebas de neuroimágenes que muestran cambios específicos en el cerebro. 

    "El alzhéimer se caracteriza principalmente por un patrón de pérdida de memoria, y la neuroimagen nos ayuda a entender cómo esta evolución afecta al cerebro", afirma.

    Intervenciones neuropsicológicas para retrasar el deterioro cognitivo

    En cuanto a las estrategias para retardar el avance del deterioro cognitivo, la Dra. Landrau señala que los programas de estimulación cognitiva y neurorehabilitación son esenciales.

     "Estos programas ayudan a generar mayor neuroplasticidad y a utilizar la reserva cognitiva que aún se mantiene. Además, es importante que el paciente se mantenga activo y participe en actividades sociales", sugiere.

    La Dra. Landrau también menciona la importancia de involucrar a los familiares en estos programas para que puedan apoyar al paciente en casa. Además, enfatiza que la actividad física y una nutrición adecuada son factores clave para mantener el cerebro saludable.

    Factores de riesgo neuropsicológicos y prevención del alzhéimer

    La Dra. Landrau destaca que existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la predisposición al alzhéimer, y que muchos de estos están relacionados con el estilo de vida.

     "El consumo excesivo de tabaco, alcohol, la falta de ejercicio y condiciones metabólicas como la hipertensión, diabetes y colesterol alto pueden aumentar el riesgo de desarrollar alzhéimer", explica.

    El alzhéimer es una condición compleja que involucra aspectos biopsicosociales, lo que hace imprescindible la colaboración multidisciplinaria entre neuropsicólogos, neurólogos, psicólogos y otros profesionales de la salud. 

    La Dra. Landrau concluye: "A través de una evaluación integral y un enfoque multidisciplinario, podemos ayudar a los pacientes a manejar la condición y mejorar su calidad de vida."

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