El estreñimiento crónico es la causa más común, aunque también pueden influir factores psicológicos como estrés, cambios en la rutina o aprendizaje conflictivo del uso del baño.
La mayoría de los niños logran controlar los esfínteres entre los 2 y 3 años. Sin embargo, cuando a partir de los 4 años un menor sigue evacuando heces en lugares inapropiados, como la ropa interior o la cama, podría tratarse de encopresis.
Este trastorno, menos común que la enuresis (pérdida involuntaria de orina), implica la expulsión repetida de heces normales o anormales en situaciones inapropiadas, sin que exista una causa médica estructural que lo justifique. Así lo explica la Asociación Española de Psiquiatría Infanto-Juvenil.
Hay dos formas de presentación: la encopresis primaria, cuando el menor nunca ha logrado el control fecal; y la secundaria, cuando después de al menos un año de continencia vuelve a presentar episodios entre los 4 y los 8 años.
De acuerdo con la Clínica Mayo, muchos signos pueden pasar desapercibidos o confundirse con otros trastornos gastrointestinales. Entre ellos:
- Manchas fecales (frecuentemente líquidas) en la ropa interior.
- Estreñimiento crónico, con deposiciones grandes y duras.
- Evitación deliberada del baño.
- Dolor abdominal frecuente, pérdida de apetito y distensión.
- Episodios de enuresis y, en ocasiones, infecciones urinarias.
La mayoría de los casos de encopresis están relacionados con estreñimiento persistente. El dolor al defecar lleva al niño a evitar el baño, lo que agrava la retención. Con el tiempo, el colon se dilata y pierde sensibilidad, permitiendo la fuga involuntaria de heces más blandas.
Los factores más comunes que desencadenan este ciclo incluyen:
- Retención voluntaria por miedo o distracción durante el juego.
- Dietas pobres en fibra y bajos niveles de hidratación.
- Consumo elevado de leche de vaca o intolerancias alimentarias.
Situaciones de estrés o presión pueden interferir en el control fecal. Según la Clínica Mayo, el inicio conflictivo o forzoso del entrenamiento para ir al baño, los cambios en la rutina (como mudanzas, peleas o la llegada de un hermano) o entornos escolares estresantes pueden ser detonantes.
Aunque puede presentarse en cualquier menor, la encopresis es más frecuente en varones. También se ha asociado con condiciones como el TDAH, el autismo, la ansiedad y el uso de medicamentos que favorecen el estreñimiento.
Evitar el estreñimiento, ofrecer una enseñanza amable y sin presiones para ir al baño, y detectar precozmente los síntomas son claves para prevenir complicaciones. Un manejo médico y psicológico oportuno puede mejorar la calidad de vida del niño y de su familia.