Hallan quiste ovárico de 54 cm en mujer de 71 años con histerectomía previa

La mujer de 71 años, con antecedentes de histerectomía total y salpingooforectomía izquierda hace 30 años, presentó distensión abdominal progresiva y aumento de peso durante cuatro años.

Katherine Ardila

    Hallan quiste ovárico de 54 cm en mujer de 71 años con histerectomía previa

    distensión abdominal y aumento de peso de cuatro años de evolución. La paciente tenía como antecedente relevante una histerectomía abdominal total con salpingooforectomía izquierda realizada treinta años atrás por metrorragias. 

    Al momento de la consulta, su estado general era bueno, sin dolor significativo, pero presentaba una notable presión abdominal e hinchazón que afectaba su calidad de vida. 

    Los estudios de laboratorio iniciales mostraban parámetros normales en hemograma, función renal y hepática, con la excepción de un marcador tumoral CA-125 discretamente elevado a 140 UI/ml (valor normal <35 UI/ml). 

    La ecografía pélvica inicial reveló la presencia de una masa quística de gran tamaño que requería mayor caracterización.  

    Evaluación imagenológica detallada  

    La tomografía computarizada abdominopélvica confirmó la presencia de una masa multiloculada de aproximadamente 54 cm de diámetro mayor, con características predominantemente quísticas pero con septos internos engrosados y áreas nodulares. 

    La lesión ocupaba completamente la cavidad abdominal media, ejerciendo efecto compresivo severo sobre estructuras vasculares críticas, incluyendo la vena porta y la vena cava inferior. 

    Asimismo, se observaba dilatación significativa del sistema colector renal bilateral (hidronefrosis) con hidrouréter secundario a la compresión extrínseca. La magnitud de la masa impedía una evaluación adecuada de posibles adenopatías retroperitoneales o enfermedad peritoneal, planteando inicialmente el dilema diagnóstico entre una neoplasia maligna y una lesión benigna de crecimiento excepcional.  

    Abordaje quirúrgico y hallazgos intraoperatorios  

    El procedimiento se realizó mediante laparotomía media exploratoria, donde se evidenció un quiste ovárico derecho gigante que ocupaba toda la cavidad abdominal, con adherencias al peritoneo parietal pero sin invasión de órganos vecinos. 

    La inspección meticulosa de cavidad abdominal no mostró afectación del epiplón, superficie hepática, surcos paracólicos o diafragmas. Tras la movilización cuidadosa de la masa, se procedió a su descompresión, extrayendo aproximadamente 23 litros de líquido serohemático. La disección meticulosa permitió identificar y preservar el uréter derecho marcadamente dilatado, realizándose finalmente una ooforectomía derecha completa. 

    Como parte del protocolo de estadificación oncológica, se completó el procedimiento con omentectomía infracólica y apendicectomía. El sangrado intraoperatorio fue mínimo (150 ml), destacando la habilidad técnica requerida para manejar este tipo de lesiones de gran volumen.  

    (Figura 1, 2), los órganos intraabdominales estaban severamente comprimidos con presión sobre las vértebras espinales y la caja torácica.

    Aspecto preoperatorio

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    Aspecto postoperatorio inmediato



    Evolución postoperatoria y resultados anatomopatológicos 

    El postoperatorio transcurrió sin complicaciones, con una mejoría sintomática inmediata y notable. La paciente experimentó una reducción de peso de 20 kg (de 95 kg preoperatorios a 70.9 kg al alta), reflejando el importante componente mecánico de su sintomatología previa. 

    El estudio histopatológico definitivo reveló un cistoadenofibroma ovárico benigno, con ausencia de atipias o componentes malignos. Tanto el epiplón como el apéndice cecal resultaron libres de patología. 

    En el seguimiento a seis semanas, la paciente refería una mejoría dramática en su calidad de vida, con capacidad para realizar actividades cotidianas que previamente le resultaban imposibles, además de haber reducido cinco tallas de vestimenta.  

    Discusión clínica y revisión de la literatura  

    Los cistoadenofibromas representan una variante histológica poco frecuente de tumores ováricos benignos, diferenciándose de los más comunes cistadenomas por su prominente componente estromal fibroso. 

    Mientras que los cistadenomas serosos pueden alcanzar tamaños extraordinarios (hasta 80 cm en reportes excepcionales), los cistoadenofibromas rara vez superan los 20 cm de diámetro. 

    Este caso (Aina AD, Tariq S, Hickey K (2025)., con sus 54 cm, establece un nuevo récord en la literatura médica, superando el anterior máximo reportado de aproximadamente 40 cm.  

    El diagnóstico diferencial preoperatorio plantea desafíos considerables, ya que las características imagenológicas pueden simular neoplasias malignas. Los septos gruesos, la nodularidad parietal y la elevación de CA-125 frecuentemente orientan erróneamente hacia malignidad. 

    En este contexto, la resonancia magnética emerge como herramienta valiosa al demostrar el patrón característico en "esponja negra" en secuencias T2, aunque la confirmación definitiva siempre requiere estudio histopatológico.  

    Desde la perspectiva quirúrgica, estos casos demandan un abordaje meticuloso que combine la resección completa con la preservación de estructuras críticas. La compresión prolongada de vasos mayores y el tracto urinario puede generar cambios anatómicos significativos que complican la disección. 

    La experiencia en este caso demuestra que incluso las masas de tamaño excepcional pueden manejarse con técnicas conservadoras cuando las características intraoperatorias sugieren benignidad, evitando así cirugías radicales innecesarias.  

    Conclusiones  

    Este caso excepcional ofrece varios aprendizajes valiosos para la práctica clínica. Primero, subraya la importancia de considerar diagnósticos benignos incluso ante masas ováricas de tamaño extraordinario y marcadores tumorales elevados. 

    Segundo, resalta el valor de una planeación quirúrgica cuidadosa que anticipe los desafíos técnicos de las grandes masas compresivas. Finalmente, demuestra el impacto transformador que puede lograr un tratamiento adecuado, con mejorías dramáticas en la calidad de vida de los pacientes.  

    Los cistoadenofibromas, aunque histológicamente benignos, representan entidades clínicamente relevantes por su potencial para causar morbilidad significativa a través de efectos mecánicos. 



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