Puerto Rico cuenta con dos profesionales en Medicina de Adicción, y hace falta mayor interés para combatir este problema de salud pública.
Las adicciones son un problema de salud pública mundial que está afectando a millones de personas. Es así como, en Puerto Rico, se ha replanteado el tema y ahora se cuenta con dos especialistas en Medicina de Adicción.
Por tal motivo, y en exclusiva para la Revista de Medicina y Salud Pública, la Dra. Maritza Salcedo Vélez, pediatra y perito en maltrato infantil, se pronunció asegurando que “es importante entender que las adicciones comienzan, en su mayoría, en la adolescencia”.
Adicionalmente, menciona que la adicción es un problema de salud, “una enfermedad crónica como la diabetes, la hipertensión o la obesidad”.
La Dra. Salcedo tiene una gran experticia en diferentes campos de acción: se ha desempeñado en el sector privado, tiene práctica pediátrica y ejerce en el Centro Justicia Salud en el área de Caguas; desde donde nos atendió para hablar sobre la importancia de esta subespecialidad y el por qué es un problema de salud pública.
Asegura la experta que, por otro lado, está el consumo de opioides, y el tema de esta adicción está enfocado en la educación sobre el consumo de estas sustancias y el manejo del dolor.
Dependencia y cómo se da
Aclara la Dra. Salcedo que “el cerebro madura aproximadamente a los 24 años”, y en la adolescencia el órgano aún se está desarrollando: “lamentablemente muchos niños y adolescentes tienen acceso a sustancias que son legales, como la nicotina que son sumamente adictivas, y que pueden hacer un cambio en ese cerebro de manera permanente y se vuelve propenso a desarrollar la enfermedad de adicción”, afirma la Dra. Salcedo.
Detalla la especialista que el cerebro es el órgano que se ve directamente afectado por el tema de las adicciones. “Es el órgano que más nos afecta principalmente”, dice.
Advierte que la población adolescente son los que más presentan desarrollo de adicciones porque “siempre hay pacientes que tienen usos problemáticos de THC, de marihuana, de nicotina”. aclara que esto es apenas un indicador que ha podido ver en tanto a los pacientes que ha atendido.
Por si fuera poco, afirma que este tipo de fenómenos son más vistos en niños y adolescentes que han sido víctimas de abuso sexual o de violencia y maltrato: “vemos una relación bien marcada en pacientes con adicción que han sido víctimas de abuso sexual o maltrato en la niñez, y de eso sí hay mucha literatura en cómo se asocia ese trauma en la niñez, cual desarrollo de conductas de alto riesgo en la adultez, entre ellas el uso de sustancias y el desarrollo de enfermedades de adicción”, sostiene.
Es decir, en la mayoría de casos en que se evidencia adicción y abuso de sustancias en la niñez y adolescencia, el planteamiento base es que estos pacientes llegan a esto como vía de escape de su realidad.
¿Cómo se detecta el abuso y la adicción de estas sustancias?
Un tema importante que se debe abordar es el cómo detectar el abuso de sustancias que generan adicción, y afirma la Dra. Salcedo que: “es muy distinto lo que es la experimentación con sustancias, ya que con tener un uso de alto riesgo y problemático puede progresar a la adicción. Como el cerebro de los adolescentes está tan inmaduro y es tan susceptible, un adolescente puede desarrollar adicción mucho más rápido que un adulto”.
En tanto a las señales de alerta, afirma la experta que es necesario prestar atención a los cambios que se pueden presentar en cuestión de un año o meses, ya que en ese tiempo “un adolescente podría desarrollar la enfermedad como tal”.
“Debemos estar pendientes a los cambios de comportamiento, aislamiento, es bastante normal que los adolescentes ya no quieren estar tanto con los padres, pero algo que sea un poquito más exagerado es que ya no quiera compartir ninguna de las relaciones familiares. También se puede ver deterioro en su desempeño escolar, comportamientos extraños, falta de motivación e interés en el futuro, en metas, cambios de amistades, etc”, detalla la especialista.
Opioides en Puerto Rico y educación
En cuestión de los opioides, estos son utilizados en el control y el manejo del dolor, aunque recientemente se ha visto que entes judiciales están realizando demandas e investigaciones a ciertos productores de estas sustancias por el mal manejo que dan en su administración a la población.
Sostuvo la Dra. Salcedo que la educación sobre los profesionales de la salud es vital: “Entiendo que hay educaciones continuas, obligatorias, en manejo del dolor para médicos generalistas y que trabajan más en medicina primaria. Sería un punto importante porque es la entrada muchas veces a los opioides en muchos adultos y adolescentes que adquieren los medicamentos”.
“La mayoría de las personas que tienen problemas de abuso de pastillas, tienen acceso a través de un amigo o de un familiar, y es bien importante tratar de maximizar o ayudar a las personas a que aprendan a manejar el dolor, no dependiendo de pastillas, sino que hay muchas maneras de ayudar al paciente; que tenga una vida mucho más ambiental: no tener sobrepeso, el ejercicio diario, una buena alimentación, alimentación que ayude a bajar la inflamación sistémica, el estrés, la salud mental; es un poco algo más holístico y de bienestar para evitar esa necesidad de utilizar una pastilla para manejar el dolor”, dice.
Opioides como el fentanilo, según la literatura médica, es entre 50 a 100 veces más potente que la morfina.
Importancia de la Medicina de Adicción en Puerto Rico
Asegura la Dra. Salcedo que, esta subespecialidad es vital para los puertorriqueños porque ayuda a la población en tanto al manejo del dolor y el control de las adicciones. Además, refiere que el estigma social es un problema que sigue vigente, aunque ha disminuído: “ya no se tiene este estigma de que alguien que tenga adicción es una persona mala, una persona de la calle, sino que es una persona enferma que necesita tratamiento”, comenta.
Agrega que la subespecialidad cuenta con suficiente evidencia científica y permite mejorar los procedimientos, tratamientos “y sobre todo investigar”.
Esta es una especialidad prácticamente nueva. Tan solo en Puerto Rico hay dos profesionales certificados en Medicina de Adicción: “todavía hay mucho estigma, desconocimiento médico, porque uno les habla de lo que es la buprenorfina y ellos como que no saben, y realmente sí hace falta más entrenamiento a los médicos en la Escuela de Medicina”, sostuvo.
Conceptualización de adicción en el mundo
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adicción se considera una enfermedad física y psicoemocional, puesto que crea una dependencia o una necesidad continua y recurrente para el consumo de esas sustancias adictivas o de las prácticas de actividades y relaciones sociales.
Puntualiza el ente internacional que la adicción se caracteriza por la expresión de signos y síntomas donde están involucrados factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales que crean una enfermedad progresiva y potencialmente fatal.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, “cada año más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco: Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1.2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno”.
Datos del Departamento de Justicia, revelan que los opioides han sido vinculados a 500.000 muertes por la ingesta de estos, en las últimas dos décadas.
Por otra parte, el portal medicoplus.com, asegura que el comercio de sustancias psicoactivas derivadas del narcotráfico generan al año unas ganancias netas de 650.000 millones de dólares, una cifra escandalosa que si la analizamos, representa una alta demanda de marihuana, cocaína, entre otras drogas en suelo norteamericano y que tiene un gran impacto sobre el que se debe prestar atención.
Añade este portal que el 70 % del consumo de estas sustancias se da en países desarrollados, y tienen una facilidad de acceso alarmante. Además, dependiendo de la adicción, pueden convertirse en las drogas más mortales del mundo.
Por si fuera poco, desde hace un tiempo se han conocido una serie de casos en los cuales se ha evidenciado una alta tasa de fenómenos asociados con el abuso de sustancias psicoactivas en Puerto Rico y en Estados Unidos.
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