Hay que tener claro que estas secuelas no se presentan en todos los casos de lupus.
El lupus es un trastorno del sistema inmunológico que afecta a las articulaciones, la piel, los riñones, la sangre y otras partes del cuerpo, porque el sistema inmunológico produce anticuerpos que atacan a los tejidos propios.
El lupus es una condición muy poco entendida, ya que afecta a una cantidad considerable de órganos, razón por la cual tiende a confundirse con malignidad, cáncer y otras patologías, pues se manifiesta en la piel, en las coyunturas de las articulaciones, el tejido conectivo, entre otros, así lo indicó el Dr. Oscar Soto Raíces, reumatólogo y presidente de la Fundación FER.
Quien añadió que el diagnóstico suele ser bastante complejo, pues no siempre se presenta de la misma manera en todos los pacientes.
"Un paciente puede presentar inflamación alrededor del corazón, inflamación alrededor del pulmón o inflamación en el riñón. Además, puede presentar problemas musculares, por ello, la variedad de síntomas es bastante inespecífica y se presenta en distintos tipos de persona", explicó el experto.
Por otro lado, en el artículo citado de la Revista de Artritis y Reumatología, señala que con el paso de los años, se han desarrollado diversas investigaciones que han comprobado que el lupus presenta secuelas neurológicas que disminuyen considerablemente la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, hay que tener claro que estas secuelas no se presentan en todos los casos de lupus.
A continuación las cinco más importantes secuelas neurológicas del lupus:
Esclerosis múltiple
El término adecuado en estos pacientes es esclerosis lupoide. Los anticuerpos característicos pueden reaccionar contra la mielina, una capa aislante que rodea a una gran cantidad de nervios y que permiten la adecuada transmisión de impulsos nerviosos.
Esta secuela puede ocasionar manifestaciones en gran cantidad de órganos y sistemas, ya que todos los tejidos están influenciados por el sistema nervioso. Estos incluyen alteraciones de la sensibilidad o de la marcha, además de síntomas más específicos como trastornos visuales.
Cefalea
Esta secuela o manifestación neurológica puede presentarse en cualquier localización, y existen diversas teorías que explican su origen. La más respaldada es la trombosis venosa cerebral, que se refiere a la obstrucción de algún territorio venoso producto de las alteraciones hematológicas en estos pacientes.
El síndrome antifosfolipídico es una condición que contribuye a generar estas obstrucciones. Este se caracteriza por una respuesta inflamatoria contra moléculas llamadas fosfolípidos, muy abundantes en las membranas celulares.
En esta situación, los anticuerpos provocan reacciones inflamatorias en cadena en la pared de los vasos sanguíneos, ocasionando la acumulación de estas moléculas y produciendo, luego de mucho tiempo, obstrucción del flujo vascular.
En otros casos, la cefalea es mediada por lesiones expansivas dentro del tejido cerebral. Entre ellas, el linfoma primario del sistema nervioso central y la meningitis por tuberculosis.
Convulsiones
No se sabe con exactitud si las crisis en pacientes con lupus están relacionadas con la afección directa del tejido nervioso o es el resultado del estado proinflamatorio general que caracteriza a esta enfermedad.
En estos casos, las convulsiones tónico-clónicas generalizadas son las más llamativas. Estas se caracterizan por una fase de rigidez corporal muy evidente, seguida de la fase de movimientos musculares abruptos y descontrolados. Por definición, los pacientes pierden el control postural y la consciencia.
Depresión y ansiedad
Los trastornos neuropsiquiátricos en los pacientes que padecen enfermedades crónicas son comunes y generalmente atendidos de manera multidisciplinaria. La edad avanzada, bajo nivel socioeconómico y antecedentes familiares positivos son factores de riesgo para desarrollar estos padecimientos.
Accidente cerebrovascular
El mecanismo que puede causar ACV en estos pacientes es el mismo que el mencionado anteriormente para las cefaleas: trombosis venosa cerebral.
Si la obstrucción perdura lo suficiente en el tiempo, la falta de irrigación de una determinada zona del cerebro puede ocasionar muerte celular, y con ello una serie de manifestaciones neurológicas que dependerán de la zona afectada.