Las personas que lo presentan se sienten extenuadas, sufren de fatiga todo el tiempo, hay una neblina mental que no les permite tomar decisiones eficientes y se sienten supremamente desmotivados de ir al lugar del trabajo.
El síndrome de desgaste ocupacional, comúnmente conocido como Burnout, es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito.
En enero de 2022, la OMS incluyó formalmente al Burnout en su Clasificación Internacional de Enfermedades. Este avance, implica abordar los factores que lo desencadenan y ofrecer un marco para que los profesionales de la salud identifiquen y traten el síndrome de manera más eficaz en el ámbito profesional.
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Según la doctora Lina María Parada, psicóloga clínica y experta en salud mental, el Burnout afecta el rendimiento psicológico, cognitivo y conductual de quienes lo padecen, y tiene un impacto tanto en su desempeño laboral como en su calidad de vida personal.
De hecho, explica que existen algunos síntomas principales que indican la presencia de Burnout. “Las personas que lo padecen, se sienten extenuadas, sufren de fatiga todo el tiempo, hay una neblina mental que no les permite tomar decisiones eficientes; se sienten supremamente desmotivados de ir al lugar del trabajo, en constante conflicto con los compañeros y en general, muy abrumados por la sobrecarga laboral”.
En relación con esto, la experta señala que ciertas profesiones están más predispuestas al Burnout : "Los médicos, los psicólogos, los trabajadores sociales, son personas que están más expuestas a altos niveles de frustración en los contextos laborales porque no pueden resolver por condiciones del sistema las necesidades del paciente", explica.
La experta en salud mental, aclara que el Burnout no debe confundirse con un mal día en el trabajo o el agotamiento temporal tras una semana intensa. "La diferencia radica en el tiempo, la persistencia en los síntomas, es decir, que esa sensación de malestar vaya aumentando".
A diferencia del estrés común, los síntomas del Burnout permanecen y no se alivian con una siesta o un fin de semana libre o unas vacaciones.
Lo que sí es cierto, es que no se limita solo al entorno laboral, ya que sus efectos pueden extenderse a la vida personal de quienes lo padecen. "No somos individuos que nos disociamos en dos espacios, en nuestra vida privada y en nuestra vida laboral, somos un solo individuo que va con síntomas o sin síntomas al lugar de trabajo o estando en casa", afirma la Dra. Parada.
“Una persona desmotivada, angustiada o que sufre de ansiedad antes de ir al lugar de trabajo, ya está mezclando los dos contextos, el contexto laboral y el contexto privado”.
Uno de los aspectos que la psicóloga aclaró, es que el Burnout no está relacionado con la edad o el género. "No tiene nada que ver, es por una sobrecarga y sobreexposición a responsabilidades o ambientes laborales que la persona no disfruta", menciona.
Además, dejó en claro que el trabajo remoto no protege del Burnout, sino que puede empeorar la situación debido a la falta de límites entre la vida laboral y personal: "En mi experiencia de clínica corporativa de salud mental dentro de las organizaciones, hemos visto un incremento en el síndrome de Burnout en personas que tienen un trabajo remoto porque no pueden diferenciar y establecer límites de la acción laboral con su vida personal", comenta.
El diagnóstico se realiza mediante una evaluación clínica, donde el psicólogo evalúa el estado emocional y cognitivo de la persona. Dependiendo de la gravedad, puede requerir la intervención de un médico general o psiquiatra.
En cuanto al tratamiento, la experta plantea dos enfoques principales: El primero es el autocuidado, que incluye acciones como mantener una buena alimentación, hacer estiramientos, pasar tiempo en la naturaleza y hablar sobre temas no relacionados con el trabajo. “Es decir, que nosotros tengamos conciencia y podamos establecer unos límites de tiempos para alimentarnos bien, tiempos para hacer estiramiento, tiempo para salir a la naturaleza", recomienda.
El segundo enfoque implica la intervención de las organizaciones, a través de programas de bienestar que promuevan un mejor ambiente laboral. "Los programas de bienestar social corporativo ayudan a las personas a diseñar espacios donde la gente se entienda mejor, se sienta más a gusto con su trabajo, se sienta más motivada", añade.
Finalmente, como experta en programas de bienestar y salud mental dentro de las organizaciones, explica que las evaluaciones regulares del clima y la cultura organizacional son un factor importante para prevenir el Burnout.
Las empresas deben prestar atención a las necesidades específicas de cada grupo de trabajo y diseñar programas de bienestar que se adapten a esas necesidades particulares. "Programas integrales diseñados para las necesidades particulares de estos profesionales, pienso que allí está la clave para la prevención", concluye.