La violencia política en Estados Unidos no es solo un problema de orden público, sino también una cuestión de salud mental. La polarización, el discurso agresivo y la falta de apoyo adecuado para aquellos con problemas mentales crean un entorno propenso a la violencia.
El reciente intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump ha resonado en todo el mundo, y no solo en Estados Unidos. Este incidente, ha revelado una inclinación preocupante hacia la violencia política en el país norteamericano.
Esta situación no es un incidente aislado, sino que se enmarca en un contexto de crecientes tensiones y actos violentos recientes, como la insurrección del 6 de enero de 2021 y el ataque al esposo de la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Para entender este fenómeno, en la Revista Medicina y Salud Pública, hablamos con el Dr. José Pons, psicólogo clínico y forense, quien nos ofrece su análisis sobre la disfuncionalidad de la sociedad americana y su impacto en la salud mental.
El Dr. Pons señala que la fragmentación social en Estados Unidos tiene raíces profundas que se remontan a la Guerra Civil y las divisiones socioeconómicas y raciales heredadas de Europa. "En Estados Unidos, a pesar de la constitución avanzada, según manifiestan personas expertas en esa área; donde se garantizan los derechos individuales del ser humano y donde hay una apertura para uno buscar la felicidad, existían mucho antes de este escenario político, mucha fractura y mucha división dentro de la misma sociedad", explica el Dr. Pons. Estas divisiones se han exacerbado en los últimos años, especialmente con el surgimiento del movimiento liderado por Donald Trump.
El atentado contra Trump por parte de Mark Croc, un joven de 20 años descrito como solitario y víctima de bullying, refleja un ambiente social que fomenta la violencia política. "Este muchacho está actuando a base del ambiente social que fomenta la violencia política como lo hace Trump. Este muchacho funciona y vive bajo la aceptación de la violencia como un medio para un fin político", afirma el Dr. Pons.
"Lo que tiene este joven, es lo que está recibiendo él y millones de otros jóvenes en Estados Unidos: influencias de un entorno social inmediato que apoya las acciones extremas y que lo empoderan" explica. La polarización y el discurso agresivo han creado un entorno donde las acciones extremas son vistas como aceptables por algunos sectores de la población.
No todos los individuos que cometen actos de violencia política tienen problemas de salud mental, pero el caso de Croc sugiere la posibilidad de una patología subyacente.
Sin embargo, la introversión, el comportamiento callado y otros tipos de comportamientos anormales, pueden ser indicativos de un trastorno psicótico que se manifiesta de manera gradual y silenciosa.
"Así es que es un ambiente político que ha impregnado el ambiente social de la posibilidad de utilizar los medios de agresión, medios que no son los usuales, para en cierta medida sacar para fuera los sentimientos de marginalización y los sentimientos que me han creado por todos los factores que hemos hablado", comenta el experto. Esta normalización de la violencia como herramienta política tiene profundas implicaciones para la salud mental colectiva.
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El comportamiento de Trump tras el atentado también es revelador. En lugar de mostrarse asustado o nervioso, el expresidente levantó el puño y animó a sus seguidores a "seguir peleando", comenta el Dr. Pons. "Una persona centrada en sí misma, una persona que busca toda oportunidad y que su mayor destreza es la de venderse a sí mismo; su mayor destreza es la de tratar de crear el nivel de disonancia máximo posible para agitar a las personas a adoptar sus ideas". Este tipo de reacción refuerza el mensaje de confrontación y agresión que ha caracterizado su discurso político.
El Dr. Pons añade que Trump muestra características de narcisismo sociopático, una combinación de desórdenes que no son desconocidos en el ámbito clínico. Este comportamiento se ha documentado extensamente, especialmente por su prima, Mary Trump, psicóloga clínica, quien en su libro describe el desarrollo familiar disfuncional de Trump y cómo esto ha influido en su personalidad actual.
El atentado y otros actos de violencia política en Estados Unidos no son hechos aislados, sino síntomas de una sociedad profundamente dividida y disfuncional. La combinación de un entorno social polarizado, el discurso agresivo y la disponibilidad de armas crea un caldo de cultivo para la violencia. Es crucial abordar estas fracturas y promover un diálogo que favorezca la reconciliación y la salud mental en la nación.
Para abordar estos problemas, es crucial que la comunidad y los profesionales de la salud mental intervengan de manera temprana. La intervención temprana puede marcar la diferencia en la vida de una persona con psicosis latente. El apoyo adecuado y la terapia pueden ayudar a prevenir que estas condiciones se agraven y lleven a actos de violencia.