Dependiendo de la etapa en que se encuentre el cáncer, será la sobrevida, pues entre más temprano sea el diagnóstico, mejor serán las posibilidades de éxito en el tratamiento.
El cáncer de próstata ocurre cuando las células en la próstata comienzan a crecer de manera descontrolada. Generalmente, este tipo de cáncer crece lentamente y puede no causar síntomas en sus primeras etapas.
De hecho, muchos hombres pueden tener cáncer de próstata y no saberlo hasta que la enfermedad esté más avanzada o sea detectada durante un cernimiento médico de rutina. Por esta razón, en colaboración con el Hospital Auxilio Mutuo, la Revista MSP ha abierto un espacio dedicado a la información y concienciación sobre esta enfermedad.
En este panel, los expertos en urología, oncología y radioterapia, conversaron sobre sus conocimientos sobre la prevalencia del cáncer en Puerto Rico, las mejores prácticas para su diagnóstico temprano y las opciones de tratamiento disponibles.
Puedes ver el panel completo aquí.
El Dr. José Abreu, especialista en oncología y hematología; el Dr. Roberto Santiago, radiooncólogo, y el Dr. José Saavedra, urólogo subespecialista en medicina sexual, coincidieron en que el cáncer de próstata es una de las principales preocupaciones de salud masculina en Puerto Rico debido a su incidencia en la población.
Según el Dr. Saavedra, "la población puertorriqueña tiene una incidencia de 150 pacientes con cáncer de próstata por cada 100.000 pacientes", es decir, aproximadamente el 0.15% de la población. El experto menciona que esta incidencia, en parte, puede ser por genética: "la ascendencia africana del puertorriqueño lo pone a mucho mayor riesgo de cáncer de próstata".
Lo que sí es cierto, es que el cáncer de próstata suele ser asintomático en sus etapas iniciales, lo que complica su detección temprana sin un cernimiento regular.
Este cernimiento incluye dos pruebas esenciales: el antígeno prostático específico (PSA), una prueba de sangre que mide los niveles de una proteína producida por la próstata, y el examen rectal digital, que permite evaluar el tamaño y la textura de la próstata en busca de anormalidades.
Ambas pruebas deben realizarse de manera conjunta para ofrecer una evaluación más precisa del estado prostático.
"El cáncer de próstata es especialmente relevante en el contexto de la prevención y el cernimiento de pacientes con antecedentes familiares de cáncer de próstata o cáncer de seno", explica el especialista. "Estos pacientes tienen un mayor riesgo de desarrollar formas más agresivas de cáncer de próstata a una edad más temprana".
Una vez diagnosticado el cáncer de próstata, el Dr. Abreu explicó que el siguiente paso es evaluar el estado general de salud del paciente y la agresividad del tumor.
Esta evaluación se realiza a través de pruebas de imagen y el análisis patológico del tumor, utilizando un sistema conocido como Gleason, que mide cuán diferenciado o primitivo es el cáncer, esto ayuda a predecir su agresividad.
"Eso se debe llevar a cabo en conjunto a lo que es el estadiar al paciente. Determinar el tamaño del tumor, si se ha expandido o metastizado. Con eso le damos un estadio al paciente que va del 1 al 4. 1 siendo lo más localizado versus 4 ya siendo enfermedad diseminada." explica. "Esto es bien importante porque nos va a ayudar a dirigir la recomendación de tratamiento".
Dependiendo de la etapa en que se encuentre el cáncer, será la sobrevida, pues entre más temprano sea el diagnóstico, mejor serán las posibilidades de éxito en el tratamiento: "la sobrevida, asumiendo que el paciente está saludable de todo lo demás, es básicamente 100% a 5 años", menciona el Dr. Abreu.
Asimismo, el Dr. Santiago explicó que hoy en día, muchos pacientes diagnosticados en etapas tempranas de bajo riesgo pueden beneficiarse de la vigilancia activa, que consiste en monitorear de cerca el cáncer sin iniciar un tratamiento inmediato.
"A veces el mejor manejo es posponer la terapia", indicó. El experto se refirió a aquellos casos en los que el cáncer es pequeño y no presenta un riesgo inmediato. Sin embargo, aclaró que este seguimiento requiere una observación rigurosa para no perder la oportunidad de intervenir si el cáncer comienza a progresar.
En cuanto a los tratamientos definitivos, el Dr. Santiago dijo que "en algunos pacientes en donde hay una agresividad mayor, se va a necesitar la ayuda de los oncólogos para esclarecer si ese cáncer vale la pena debilitarlo con una terapia que va a complementar o a la cirugía o a la radioterapia".
Las tecnologías modernas han permitido reducir el número de sesiones de radioterapia y enfocar el tratamiento solo en los tejidos afectados, minimizando los efectos secundarios. Además, técnicas como la implantación de geles biodegradables que separan la próstata del recto, han disminuido considerablemente las complicaciones relacionadas con la inflamación en esta área.
Por otro lado, en cuanto a la cirugía, los pacientes jóvenes tienen una mayor capacidad de recuperación tras la cirugía, pues, a medida que los pacientes envejecen, sus tejidos cicatrizan con mayor dificultad, y la cirugía puede llevar a complicaciones más graves. "En pacientes mayores de 70 o 75 años, la radioterapia suele ser una mejor opción, ya que evita los riesgos quirúrgicos asociados con la edad avanzada", concluyó el Dr. Santiago.