Luego de varias investigaciones durante los últimos 3 años, aún no se puede afirmar si después del COVID-19 existe un deterioro cognitivo permanente pero sí hay evidencia de daño cerebral.
El investigador principal y director del prestigioso Laboratorio de Neurociencia de Infecciones de la Universidad de Liverpool, Benedict Michael, ha revelado un nuevo estudio de neurociencia clínica con evidencia respecto a los daños en el cerebro después de haber tenido SARS-CoV-2 y las formas de daño cerebral asociadas al posible COVID-19 prolongado.
El estudio revela que síntomas como problemas cognitivos, pérdida de memoria y dificultades de concentración podrían estar vinculados a una lesión cerebral inducida por el virus; daño que puede desencadenar problemas de salud mental y físicos persistentes a lo largo de los años.
Los investigadores encontraron que 351 pacientes hospitalizados con Coronavirus grave, tenían lesión cerebral a largo plazo un año después de contraerlo; los hallazgos se basaron en una serie de pruebas cognitivas, síntomas autoinformados, escáneres cerebrales y biomarcadores.
Michael, agregó que: "Los problemas cognitivos y de memoria de los que se quejaban los pacientes estaban asociados con cambios neuroanatómicos en el cerebro", además de aseverar que algunos de los participantes eran "menos precisos y más lentos".
El uso de biomarcadores es crucial, ya que ofrecen una medida objetiva de la afectación cerebral; a pesar de que han pasado varios años desde el inicio de la pandemia, aún existen profesionales de la salud que no reconocen los síntomas residuales en sus pacientes y es en parte debido a que las evaluaciones de rutina pueden pasar por alto estos daños.
Los escáneres cerebrales han revelado que pacientes que han padecido COVID-19 muestran signos de atrofia en la materia gris del cerebro. Esta atrofia no se atribuye directamente al virus en sí, sino más bien a una respuesta inmune intensificada que desencadena inflamación.
Cuando una persona contrae el virus, su sistema inmunológico entra en acción para combatir la infección, en algunos casos esta respuesta inmune puede volverse demasiado intensa, lo que lleva a una inflamación excesiva en el cerebro. Es así como la inflamación misma puede dañar las células cerebrales y con el tiempo resultar en la atrofia de la materia gris.
Y es que desde hace un tiempo, algunos estudios han sugerido una vinculación inusual entre enfermedades virales como la esclerosis múltiple, la esclerosis lateral amiotrófica, el Parkinson, el Alzheimer, el síndrome de Guillain Barré y la epilepsia, con infecciones virales. Esta afirmación se respalda en investigaciones como la llevada a cabo por Wouk J, Rechenchoski DZ, Rodrigues BCD, Ribelato EV y Faccin-Galhardi LC en su estudio titulado "Infecciones virales y su relación con los trastornos neurológicos".
Por eso, la preocupación de investigadores como Al-Aly Ziyad, jefe de investigación y desarrollo del Sistema de Atención Médica de Asuntos de Veteranos de St. Louis, es que algunos pacientes con COVID prolongado pueden estar sufriendo déficits cognitivos que son más sutiles pero que afectan su vida diaria.
Los investigadores sugieren que abordar la confusión mental experimentada durante un largo período de infección por COVID-19 como si fuera una lesión cerebral podría ser beneficioso para los pacientes en su proceso de recuperación, pues al considerar estos síntomas como una lesión cerebral, se puede implementar un enfoque de tratamiento que se ajuste mejor a las necesidades del paciente, lo que potencialmente puede mejorar su calidad de vida y ayudarlos a recuperar un funcionamiento cognitivo más cercano a lo normal.
El temor persiste de que, incluso con tratamientos adecuados, el impacto del virus en el envejecimiento cerebral pueda generar consecuencias de largo alcance; este envejecimiento acelerado del cerebro podría predisponer a quienes ya son vulnerables a la demencia y la enfermedad de Alzheimer de desarrollar estos trastornos de forma prematura.
Un estudio del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) arrojó resultados preocupantes: "En aquellos infectados con el coronavirus que ya padecían demencia, el virus aceleró rápidamente el deterioro estructural y funcional del cerebro".
Por último se debe hacer conciencia de la realidad, precisamente en que el SARS-CoV-2 sigue presente y seguirá afectando a la población. Por lo tanto, es de vital importancia entender si este virus tiene el potencial de causar daños permanentes, y se deben determinar las medidas necesarias para contenerlo, estas reflexiones provienen directamente de los investigadores que han estado estudiando los efectos del virus en el cerebro.
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