Algunos alimentos pueden desencadenar ataques de migraña, la nutrición es un indispensable para controlar y prevenir.
Dentro de la nutrición de las personas en su cotidianidad, se puede impactar directamente en sus estados de salud, así mismo generar una mejora progresiva o inmediata frente a condiciones que afectan la calidad de vida de los pacientes que viven con algunas comorbilidades, o condiciones crónicas, como es la Migraña.
En esta afección en la que se presentan dolores de cabeza, cefaleas, regulares de intensidad variada, acompañada de otros síntomas como náuseas, sensibilidad a la luz o incluso a los sonidos “es una condición neurológica, donde esa parte sensorial del cerebro es más hiperexcitable, más sensible”, sostuvo la Dra. Franchesca Fiorito, neuróloga sub-especialista en dolores de cabeza, quien sostiene que la nutrición es sumamente importante, pues al tener un control mediante alimentación y procesos no farmacológicos disminuye la prevalencia de los ataques de migraña.
“Es importante que el paciente sepa que una sensibilidad alimentos se empieza a manifestar aproximadamente 24 horas después de que lo hayamos consumido, estar consciente de qué estoy comiendo que puede haber ocasionado el episodio, y no hay que eliminarlo en su totalidad” afirma la Lcda. Wanda González, nutricionista, dietista.
Si el paciente presenta sensibilidades a algunos productos o alimentos, que activan las citoquinas que pueden influir en el desarrollo de los episodios de migraña, debido a que puede desatar inflamaciones, o activar los receptores de dolor que den inicio o empeoren un ataque de migraña.
Algunos componentes naturales influyen en este proceso de tratamiento o desencadenan las cefaleas, ya que algunos de estos influyen en procesos de inflamación o activación de dolor, por ejemplo, la tiramina o estamina, que se encuentran presente en los siguientes alimentos naturales, como:
Quesos;
quesos añejados;
vino tinto o alcohol;
carnes procesadas;
chocolate;
café;
habas;
yogur;
espinacas;
tomate;
aguacate;
cebolla.
Esto se determina gracias a un diagnóstico individualizado, según las características de cada uno de los pacientes, no quiere decir que se deba eliminar de la dieta en su totalidad, se debe hacer un proceso con el paciente, adaptándolo a una dieta sana que garantice una calidad de vida, con esta condición crónica.
Especialistas y pacientes, no pueden dejarse llevar por las dietas eliminatorias, que restringen alimentación con ciertos productos, basado en la sensación de desarrollar alguna sensibilidad a los alimentos ingeridos segundos antes de que empiece el episodio de migraña, se tiene que tener en cuenta que si se ingiere un alimento este proceso de sensibilización comienza hasta 24 horas después.
La recomendación mayor es hacer un diario de control, para poder localizar esos factores tanto alimentarios como ambientales que pueden estar exacerbando la condición e inhabilitando al paciente.
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