Los hallazgos, publicados en la revista Molecular Metabolism, sugieren cambios significativos en metabolitos y genes involucrados en el desarrollo cerebral.
Recientemente, un estudio ha descubierto en roedores que las bacterias presentes en el intestino de la madre tienen la capacidad de modificar el metabolismo cerebral del feto.
Al administrar la especie Bifidobacterium breve, conocida por su actividad probiótica, se identificaron cambios en 10 metabolitos y en genes clave para el transporte de nutrientes, el ciclo celular, el desarrollo axonal y la función mitocondrial en las crías.
"La bacteria Bifidobacterium breve, utilizada en muchas formulaciones de probióticos, es capaz de modificar el metabolismo del feto cuando es administrada a ratonas de forma oral durante la gestación", explica a SINC Jorge López-Tello, primer autor del estudio.
Lo cierto es que esta investigación, realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con las universidades de Cambridge y Birmingham en Reino Unido, sucede a un trabajo anteriormente realizado por López Telló en el que se identificó que esta bacteria puede variar la función placentaria, mejorar el crecimiento hepático fetal, y aumentar tanto el peso fetal como los niveles de glucosa en sangre.
"Los datos sugieren que este compuesto podría ser beneficioso para las mujeres gestantes, ya que mejora el peso y la glucemia fetal", puntualiza. "Además, descubrimos que distintas vías metabólicas, especialmente aquellas relacionadas con el metabolismo de la glucosa, estaban alteradas en respuesta a la administración materna de este probiótico", señala el científico.
Según el experto, las bacterias, la placenta y los seres humanos han desarrollado evolutivamente una relación simbiótica o de beneficio mutuo. De esta forma, las bacterias buenas del intestino tienen un interés principal en que el bebé y la madre estén saludables, ya que así aseguran un nuevo hospedador en el futuro.
"Al administrar Bifidobacterium a la madre se producen cambios en la placenta, específicamente en la función transportadora de nutrientes, conocida en el ratón como la zona del laberinto. Al modificarse esta zona de transporte, se mejora la función placentaria, especialmente los transportadores de glucosa", añade. "Como consecuencia, el feto es más grande y tiene una mejor glucemia".
Si bien es cierto que muchas son las mujeres que recurren a la ingesta de probióticos durante el embarazo, aún no son claros los efectos de estos compuestos sobre la gestación y el feto.
"Los problemas gestacionales, como el retraso en el crecimiento intrauterino, la preeclampsia y la diabetes gestacional, están en aumento en parte debido a factores como la obesidad y el estrés, que también alteran la microbiota intestinal", continúa López-Tello.
Estas condiciones no solo ponen en riesgo la salud de la madre y el bebé a corto plazo, sino que también pueden tener consecuencias a largo plazo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 800 mujeres mueren diariamente por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto.
"Este estudio en modelos animales abre nuevas y prometedoras vías de investigación. Al explorar cómo la modulación del microbioma puede afectar el desarrollo fetal, se podrían desarrollar futuras terapias innovadoras ", concluye. Eso sí, los autores no pudieron evaluar las consecuencias postnatales, por lo que se desconoce si la descendencia expuesta a este compuesto presenta un mejor desarrollo neurológico tras el nacimiento.
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