Según la OMS, la Acinetobacter baumannii se ha identificado como una amenaza urgente.
La Zosurabalpina, desarrollada por la farmacéutica Roche se posiciona como un avance significativo en la lucha contra las infecciones resistentes, especialmente la Acinetobacter baumannii, un patógeno recién identificado como una amenaza urgente por la Organización Mundial de la Salud.
Según informes, este microorganismo es notorio en entornos hospitalarios, y fue prominente durante la pandemia por COVID-19. Sin embargo, se ha vuelto cada vez más resistente a los tratamientos tradicionales, por ello, la relevancia de este descubrimiento radica en la potencial capacidad de Zosurabalpina para aventajar las defensas gramnegativas.
Estos patógenos, son conocidos por sus dos membranas celulares y representan un desafío para los antibióticos disponibles hasta el momento. No obstante, el nuevo fármaco desarrollado por Roche bloquea el transporte del lipopolisacárido, un componente crítico en la membrana exterior de estas bacterias.
Pero no solo inhibe la capacidad de supervivencia de la A. baumannii, sino que también la vuelve más susceptible a otros antibióticos, ofreciendo una estrategia combinada para combatir estas infecciones.
Los investigadores, encabezados por los científicos Michael Lobritz y Kenneth Bradley, analizaron meticulosamente una base de datos que contenía aproximadamente 45.000 péptidos sintéticos.
Estas moléculas constituyen la base de la mayoría de los antibióticos tradicionalmente derivados de fuentes naturales, y dentro del grupo analizado, una molécula en particular llamó su atención, pues mostraba un potencial prometedor.
Por ello, los investigadores decidieron enfocarse en la optimización de las moléculas para mejorar su eficacia y su perfil de seguridad, con el fin de asegurar su eficacia en la lucha contra las infecciones, y su posible incorporación en la administración de tratamientos médicos.
En los ensayos realizados, el fármaco fue eficaz en el tratamiento de la neumonía provocada por la bacteria Acinetobacter baumannii en modelos animales, específicamente en ratones, lo que dio a pie a inaugurar la fase de ensayos clínicos en humanos.
Recientemente, el Grupo Banco Mundial publicó un estudio en el que infirieron que las infecciones que no responden a los tratamientos farmacológicos, podrían provocar un impacto económico considerable.
Debemos pensar que, en un escenario donde haya una resistencia elevada a los antibióticos y no haya una respuesta adecuada hacia los medicamentos para tratar estas infecciones, podría tener como consecuencia la disminución en más del 5% del producto interno bruto de los países con ingresos bajos, así como el aumento en los niveles de pobreza para 2050.
Y es que la inclusión de esta nueva alternativa no solo es beneficiosa para mejorar el panorama de la salud pública actual, sino que también es fundamental para abordar o, incluso prevenir, un problema que podría convertirse en la primera causa de muerte a nivel mundial para el mismo año, según algunas estimaciones.
Además, hay que tener en consideración que, si bien Zosurabalpina promete ser efectivo en el tratamiento de estas afecciones, está la posibilidad de que las bacterias desarrollen resistencia a este nuevo fármaco.
Este recordatorio enfatiza la constante batalla contra las superbacterias, donde la innovación debe mantenerse un paso por delante de la evolución bacteriana.
Además, el sector de los antibióticos enfrenta desafíos singulares. La rentabilidad del desarrollo de nuevos antibióticos resulta complicada debido a su naturaleza. La precaución en el uso de estos medicamentos es crucial para evitar la adaptación bacteriana, lo que a menudo conduce a la reserva de los fármacos más recientes, incluso cuando los más antiguos siguen siendo efectivos. Esta compleja situación ha motivado a instituciones como la Unión Europea a considerar incentivos que impulsen la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos.
Fuente consultada aquí.