Muchas de las cepas encontradas en la microbiota de los bebés provenían de los padres, según informaron los autores.
Desde hace algunos años se comprobó que la microbiota de los recién nacidos depende en gran medida del tipo de parto implementado durante el alumbramiento, es decir, que los bebés que nacen por cesárea, al no exponerse a la microbiota vaginal durante el parto, presentarían alteraciones en la colonización de la microbiota intestinal, dando lugar a posibles enfermedades futuras como asma, obesidad, diabetes, alergias, entre otros.
Para este punto, es importante comprender que casi la mitad de las cepas presentes en el organismo de los bebés proceden del intestino de la madre, sin embargo, un estudio decidió indagar si existe algún tipo de influencia en la microbiota de los bebés por personas con los que mantienen contacto continuo, como los padres.
La investigación, recientemente publicada por la revista Cell Host & Microbe, y desarrollada en conjunto por las universidades de Wageningen (Países Bajos), Helsinki (Finlandia) y Trento (Italia), con la colaboración de la Universidad Pompeu Fabra, efectivamente comprobó la contribución de los padres a la composición de las cepas intestinales en los bebés.
“Este estudio aporta datos significativos sobre cómo se coloniza un recién nacido”, afirmó Willem M. de Vos, autor principal y coautor del estudio, de la Universidad de Wageningen y la Universidad de Helsinki. "El papel del padre puede ser pequeño, pero no hay que desestimarlo. Es probable que lo mismo ocurra con otras personas que tienen un contacto estrecho con el recién nacido", aclara.
Willem ha estudiado por años la microbiota en los bebés y cómo se coloniza su tracto intestinal tras el nacimiento. De hecho, en 2020 su equipo realizó un estudio que confirmaba que exponer a los recién nacidos por cesárea a la microbiota de su madre, justo después del parto, era seguro y eficaz.
De modo que los autores afirman que, dada la alta incidencia de partos por cesárea en el mundo, debería prestarse más atención a la creación de un equilibrio saludable de la microbiota intestinal en estos bebés.
Los investigadores realizaron análisis metagenómicos de muestras fecales de recién nacidos y de sus padres, buscando la presencia de una amplia gama de cepas bacterianas a lo largo del tiempo.
En el primer estudio, confirmaron mediante análisis de seguimiento hasta un año que la transferencia de microbiota fecal materna (TFM) reducía significativamente los niveles de cepas bacterianas potencialmente patógenas durante ese periodo.
En el estudio más reciente, compararon los microbiomas fecales de bebés (21 nacidos por cesárea y 52 por vía vaginal) con los de sus madres y padres, tomando muestras longitudinales durante un año.
Descubrieron que muchas de las cepas encontradas en los bebés de 3 semanas, 3 meses y 12 meses procedían del padre, no de la madre. Entre ellas se identificó Bifidobacterium longum, una bacteria presente en el intestino humano que utiliza los oligosacáridos (un tipo de molécula) de la leche materna.
“Saber que el padre contribuye sustancialmente al microbioma en desarrollo del bebé subraya el importante papel de las interacciones físicas y sociales entre el recién nacido y su padre, así como con otros miembros de la familia”, afirmó Nicola Segata, coautor de la Universidad de Trento. “Esperamos que este estudio ayude a concienciar sobre esas importantes contribuciones”, añadió.
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