Investigación con tejidos humanos abre nuevas posibilidades para tratar enfermedades oculares como el daltonismo y la degeneración macular.
Un estudio revela que la hormona tiroidea desempeña un papel crucial en la regulación del desarrollo de los conos fotorreceptores, las células de la retina responsables de la visión del color.
Esta investigación, realizada utilizando tejido retiniano humano derivado de células madre, prepara el camino para futuras terapias en el tratamiento de enfermedades oculares como el daltonismo y la degeneración macular.
La retina humana contiene tres tipos de conos, especializados en detectar diferentes longitudes de onda de luz, lo que permite la percepción de los colores azul, verde y rojo. El equipo de investigadores, liderado por Kiara Eldred, desarrolló organoides de tejido retiniano en laboratorio, simulando las fases de desarrollo observadas en la retina real.
Los resultados revelaron que los conos azules son los primeros en desarrollarse, seguidos por los conos rojos y verdes, un proceso que está directamente regulado por la señalización de la hormona tiroidea.
Al manipular los niveles de esta hormona durante etapas específicas del desarrollo, los investigadores lograron controlar el tipo de células que se generaban, e incluso, crear organoides que solo produjeran un tipo de cono fotorreceptor.
Este hallazgo tiene importantes implicaciones para comprender por qué los bebés prematuros, quienes suelen tener bajos niveles de hormona tiroidea, presentan con mayor frecuencia defectos en la visión del color.
Eldred y su equipo sugieren que la correcta señalización de la hormona tiroidea durante el desarrollo temprano es esencial para la formación de subtipos de conos, lo que puede influir directamente en la capacidad de percibir colores.
Además de arrojar luz sobre el desarrollo de la visión, este estudio señala a los organoides como un modelo prometedor para futuras investigaciones. A diferencia de estudios previos realizados en ratones o peces, los investigadores utilizaron tejido humano, lo que proporciona un panorama más cercano al desarrollo real del ojo humano.
Este enfoque podría ser clave para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas a enfermedades oculares complejas.
Este descubrimiento no solo abre la puerta a nuevas formas de tratar el daltonismo, sino también a una mayor comprensión de otras enfermedades oculares relacionadas con la degeneración de los conos fotorreceptores.
La capacidad de controlar el desarrollo de las células que detectan el color mediante la hormona tiroidea representa un avance significativo en la ciencia ocular.
Este tipo de investigación ofrece esperanzas para la creación de tratamientos más efectivos y personalizados, que permitan mejorar la calidad de vida de quienes padecen enfermedades que afectan la visión.
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