En la cara plantar del pie izquierdo, se identificó una herida punzante ubicada entre el tercer y cuarto dedo.
Un varón de 56 años con antecedentes médicos de trombosis venosa profunda (TVP), hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus tipo 2 (DM2) fue llevado a la sala de urgencias debido a dolor en la pierna izquierda.
El paciente informó que cuatro horas antes de su evaluación había pisado un objeto desconocido mientras caminaba por un bosque, y poco después de esto, comenzó a experimentar eritema, hinchazón y dolor progresivo en su pierna izquierda. A su llegada a urgencias, sus constantes vitales estaban dentro de los límites normales y no presentaba fiebre.
Exploración física
En la exploración física, se observó que la pierna izquierda presentaba un importante edema con fóvea de +2, eritema que se extendía desde el pie izquierdo hasta la rodilla izquierda, y la zona afectada era dolorosa al tacto y caliente al palparla.
Además, el paciente experimentaba dolor al realizar movimientos de flexión plantar y dorsiflexión activa y pasiva, sin mostrar crepitación. En la cara plantar del pie izquierdo, se identificó una herida punzante ubicada entre el tercer y cuarto dedo.
Acumulación de líquidos
Se realizó una ecografía point-of-care (POCUS) de la pierna izquierda utilizando una sonda lineal, que reveló evidencia de aspecto empedrado en el tejido profundo y acumulación de líquido. Las radiografías de la pierna y el pie izquierdos no mostraron evidencia de aire subcutáneo.
Posteriormente, se realizó una tomografía computarizada de la pierna izquierda con contraste intravenoso, que demostró inflamación extensa de los tejidos blandos y engrosamiento de la piel, hallazgos compatibles con celulitis que se extendía desde el muslo hasta el pie.
Los resultados de la analítica inicial revelaron que el paciente no tenía leucocitosis significativa, con un lactato de 1.3, PCR de 1.1 y dímeros-D de 382. Los hallazgos del perfil bioquímico y de coagulación estaban dentro de los límites normales, y la puntuación LRINEC fue de 2. El diagnóstico final fue una infección necrotizante de los tejidos blandos (INTB).
El paciente recibió tratamiento en el hospital, que incluyó una incisión en la cuña de la herida, extracción del objeto extraño y desbridamiento de la herida junto a la cama. También se le administró cefazolina intravenosa y posteriormente fue dado de alta a su domicilio el tercer día postoperatorio con antibióticos por vía oral.
Importancia de un diagnóstico temprano
La discusión médica se centró en la necesidad de una alta sospecha clínica para las infecciones necrotizantes de los tejidos blandos (INTB), ya que los signos duros de INTB tienden a aparecer más tarde y tienen baja sensibilidad.
Se destacó la utilidad de la POCUS, la cual tiene una sensibilidad del 88% y una especificidad del 93% en el diagnóstico de INTB, como una modalidad diagnóstica disponible en la mayoría de las salas de urgencias para evaluar la presencia de gas en los tejidos blandos, líneas hiperecoicas, sombra acústica, irregularidades y engrosamiento de la fascia, y aspecto empedrado en la ecografía. Se mencionó la mnemotecnia "STAFF" para ayudar en la exploración ecográfica de la fascia.
Autores:
Nicmarie Maldonado-Rodríguez, MD, Eddie Rodríguez-Aquino, MD, Miguel Agrait-González, MD, Michelle Surillo-González, MD, Carlos García-Gubern, MD
Ponce Health Sciences University