La celidonia mayor se utiliza para tratar los síntomas de enfermedades como como dispepsia, enfermedades de la vesícula biliar.
Un hombre de 72 años, con antecedentes de diabetes, neuropatía diabética, hipertensión, hiperlipidemia, síndrome del intestino irritable y dolor crónico, ingresó al hospital luego de varios días de malestar, orina oscura e ictericia. No tenía historial previo de enfermedad hepática ni consumo de alcohol o sustancias. Entre su medicación habitual se encontraban paracetamol-hidrocodona, aspirina, atorvastatina, glipizida, insulina glargina y metformina.
Recientemente se le había prescrito liraglutida, comenzando a tomarla dos semanas antes de ser hospitalizado. Además, tres meses antes, había comenzado a usar varios suplementos dietéticos y hierbas para tratar su dolor abdominal crónico y las náuseas, incluyendo Nux vomica, Arnica montana y celidonia mayor, con una dosis de 5 gránulos tres veces al día (aproximadamente 6.6 mg/día).
A pesar de haberse realizado endoscopias previas y pruebas de imágenes abdominales que resultaron normales, su malestar gastrointestinal crónico se atribuía al síndrome del intestino irritable.
Al momento de la admisión, sus signos vitales y la exploración física estaban dentro de los parámetros normales, excepto por la presencia de ictericia. No había señales de encefalopatía hepática, hepatoesplenomegalia ni ascitis.
Los resultados de los análisis mostraron una elevación significativa de las enzimas hepáticas, con una bilirrubina total de 12.3 mg/dL, una fosfatasa alcalina de 507 U/L, una alanina aminotransferasa de 974 U/L y una aspartato aminotransferasa de 1,119 U/L, lo que sugiere un daño hepático de tipo hepatocelular.
Las pruebas serológicas para hepatitis víricas y autoinmunes resultaron negativas. Tanto la ecografía abdominal como la tomografía computarizada no mostraron signos de obstrucción. Sin embargo, la biopsia hepática reveló hepatitis, inflamación linfocítica con eosinófilos, necrosis hepatocítica, actividad de grado 3, fibrosis en estadio 1 y cambios grasos leves.
Se sospechó que la causa de la elevación de las enzimas hepáticas podría ser lesión hepática idiosincrásica inducida por fármacos por la ingesta de suplementos dietéticos, por lo que se suspendieron todos los productos de este tipo y no se reinició ninguno.
Como resultado, las pruebas hepáticas mejoraron y el paciente fue dado de alta. A los 2 meses de su hospitalización, sus pruebas hepáticas volvieron a la normalidad y se mantuvieron estables durante los 8 meses de seguimiento.
Estas sustancias se utilizan ampliamente, pero a menudo se pasan por alto y no se notifican. La incidencia de la lesión hepática idiosincrásica inducida por fármacos (LIDF) relacionada con los suplementos dietéticos y hierbas en los Estados Unidos casi se triplicó del 7% (2004) al 19% (2012), y las ventas de estas sustancias en los Estados Unidos aumentaron un 17,3% en 2020.
Un estudio prospectivo realizado por la Drug-Induced Liver Injury Network encontró que el 15,5% de los casos de LIDF fueron causados por HDS, y a medida que aumenta el uso de estas sustancias, los proveedores deben ser conscientes de las hierbas comúnmente utilizadas y las toxicidades potenciales.
Clínicamente, la LIDF asociada a la celidonia mayor se asemeja a una hepatitis aguda con ictericia y transaminasas gravemente elevadas en un patrón hepatocelular. La histología hepática suele mostrar hepatitis y necrosis; la hepatotoxicidad se produce entre 1 y 6 meses después de tomar la hierba y se resuelve rápidamente sin intervención una vez que se interrumpe el producto.
La celidonia mayor está disponible en Estados Unidos y se anuncia como un antiemético (suprime o alivian los vómitos y la sensación de náusea) seguro y eficaz para adultos y niños.
Los extractos de las hojas de la celidonia mayor contienen más de 20 alcaloides isoquinolínicos biológicamente activos, entre los que se incluyen benzofenantridinas, protoberberinas y derivados del ácido hidroxicinámico, aunque se desconoce la(s) sustancia(s) química(s) exacta(s) responsable(s) de la hepatotoxicidad.
A través de un mecanismo poco claro, estos alcaloides tienen propiedades antiespasmódicas y ligeramente sedantes y se ha demostrado en estudios con animales que aumentan el flujo biliar, aunque se utiliza para tratar los síntomas de enfermedades como como dispepsia, enfermedades de la vesícula biliar, asma, bronquitis, afecciones cutáneas y pérdida de peso.
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