El estudio señala que, tras noches calurosas, los accidentes cerebrovasculares aumentan. Asimismo, se diagnosticaron más en mujeres y personas mayores.
Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores del Helmholtz Munich y del Hospital Universitario de Augsburgo ha demostrado que el calor nocturno incrementa significativamente el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
Este hallazgo puede desempeñar un papel crucial en el desarrollo de medidas preventivas que ayuden a la población a protegerse mejor contra los riesgos asociados con el cambio climático, en particular, las noches calurosas que son cada vez más frecuentes.
El cambio climático está provocando un aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, incluyendo noches extremadamente calurosas, también conocidas como "noches tropicales". Un equipo de investigación dirigido por la Dra. Alexandra Schneider investigó los efectos del calor nocturno sobre el riesgo de sufrir un derrame cerebral. "Queríamos entender hasta qué punto las altas temperaturas nocturnas suponen un riesgo para la salud", señaló Schneider. Esto es especialmente relevante ya que el cambio climático está haciendo que las temperaturas nocturnas aumenten a un ritmo más rápido que las diurnas.
Los investigadores analizaron datos del Hospital Universitario de Augsburgo, recopilados durante 15 años, abarcando unos 11,000 accidentes cerebrovasculares. Los resultados del análisis indican que el calor extremo durante la noche aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral en un siete por ciento. "Las personas mayores y las mujeres están particularmente en riesgo, y son principalmente los derrames cerebrales con síntomas leves los que se diagnostican tras noches calurosas", explicó el Dr. Cheng He, autor principal del estudio.
El estudio también reveló que el riesgo de accidente cerebrovascular asociado con altas temperaturas nocturnas aumentó significativamente en el período de 2013 a 2020 en comparación con 2006 a 2012. En el período más reciente, las noches calurosas provocaron 33 casos adicionales de derrames cerebrales por año en el área de estudio, en contraste con sólo dos casos adicionales por año en el período anterior.
Los investigadores están trabajando en recomendaciones para estrategias de adaptación y planificación urbana para mitigar los efectos del calor nocturno. Estas estrategias incluyen la reducción de la intensidad de las islas de calor urbanas. "Cuanto antes se apliquen estas medidas preventivas, mejor", afirmó Alexandra Schneider. Los hallazgos también son importantes para los hospitales, que podrán adaptarse mejor a la frecuencia de los accidentes cerebrovasculares previstos tras noches calurosas, aumentando el personal disponible para atender a los pacientes.
Las "noches tropicales" se definen mediante el "Índice de exceso de noches calurosas" (HNE), que mide el incremento de las temperaturas por encima de un umbral específico durante la noche. En este estudio, el umbral fue de 14,6 °C. Si las temperaturas superan este valor durante la noche, se clasifica como noche tropical.
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