La primera línea de tratamiento para estos pacientes, es la rehabilitación y fortalecimiento del piso pélvico.
La literatura médica define la incontinencia urinaria como un escape involuntario de orina, y puede ir desde perder orina al toser o estornudar, hasta tener una necesidad de orinar repentina y fuerte que, por lo general, no permite que los pacientes lleguen al baño.
Si bien es cierto que esta afección suele verse con mayor frecuencia en la población envejeciente, la incontinencia urinaria se ha asociado con el embarazo, la menopausia, cambios a causa de la edad, obstrucciones urinarias, trastornos neurológicos, infecciones de las vías urinarias, entre otros.
Vea el programa completo aquí.
Sin embargo, el Dr. Gilberto Ruiz Deyá, urólogo del Centro Médico Episcopal San Lucas, explicó para la Revista Medicina y Salud Pública que para determinar las causas de esta afección, debemos entender que hay 4 tipos de incontinencia.
"Uno de estos es la incontinencia por overflow, y se presenta en pacientes cuya vejiga no trabaja adecuadamente, se llena y hay goteo. Hay otros pacientes, especialmente las mujeres, que tienen debilidad del piso pélvico y, cuando ejercen alguna actividad, tienen escape. Y por último, pueden ser problemas de la vejiga, cuando se pone hiperactiva; esto quiere decir que se contrae involuntariamente, y hay pérdidas".
Con base en los síntomas que acompañan la pérdida involuntaria de orina, los especialistas en el tema pueden identificar el tipo de incontinencia que se presenta en el paciente. Pero para un diagnóstico más certero, se realizan estudios urodinámicos.
En estos estudios, "se ponen unos catéteres especiales con unos electrodos en la vejiga, que se conectan a una computadora, y esto lo que nos va a decir qué está pasando; si hay una contracción involuntaria de la vejiga, si el esfínter tiene el soporte suficiente para evitar esos episodios".
Además, puede ser necesario un análisis de orina para detectar cualquier infección, rastros de sangre o cualquier otra anormalidad, así como una medición del residuo posmiccional.
Según el especialista, en la actualidad uno de los principales tratamientos debería ser la terapia de comportamiento para dar fuerza al piso pélvico. Sin embargo, en la segunda línea de tratamiento, que inicia desde lo más simple, se emplean fármacos.
"Hay unos medicamentos conocidos como anticolinérgicos que se pueden utilizar, pero hay que tener cuidado, especialmente en pacientes de mayor edad, porque pueden acelerar la pérdida de memoria".
No obstante, en la población mayor, se cuenta con una alternativa para minimizar el deterioro cognitivo, y es la inyección de botox dentro de la vejiga que, además, puede beneficiar a los pacientes durante seis meses.
"Esto tiene la ventaja de que no los expone a los efectos secundarios de los medicamentos orales", enfatizó. "El botox relaja la vejiga y bloquea el impulso neurológico que genera las contracciones involuntarias, y ya el paciente mejora la capacidad y tiene menos escapes".
No tratar adecuadamente esta condición, puede predisponer a los pacientes a padecer problemas de la piel cuando esta permanece húmeda constantemente, como erupciones, infecciones y llagas, pero también aumenta el riesgo de padecer infecciones urinarias, y de afectar las relaciones sociales de las personas.
"Muchos de estos pacientes tienen que usar pañales, y los pañales son costosos; dejan de hacer las cosas que les gustan, ya no van al mall porque deben hacer un mapa de dónde están todos los baños, así que definitivamente hay un impacto psicológico es grande, porque puede llevar a depresión".
Sin embargo, el especialista recalcó a todas aquellos que pasan por esta situación que hay alternativas.
"Podemos estudiarlo, podemos ver dónde es el problema principal, si es problema del esfínter o es incontinencia por estrés. Hay procedimientos que funcionan muy bien, pero sino, hay medicamentos, está el botox, y hay otras opciones que pueden ayudarles", concluyó.
Fuente de información complementaria consultada aquí.