Hoy en día, los pacientes que no han respondido efectivamente a los tratamientos convencionales tienen múltiples opciones para alcanzar la remisión.
El linfoma no Hodgkin es un grupo de cánceres sanguíneos que incluye diversos subtipos, algunos de los cuales son más agresivos que otros. El linfoma de células B grandes y el linfoma de manto son dos de los tipos más comunes y peligrosos, que requieren un tratamiento intensivo.
Al respecto, el Dr. Cristian Rodríguez, hematólogo oncólogo y especialista en terapia celular, dio a conocer las últimas innovaciones en el manejo terapéutico de estos linfomas agresivos.
Vea el programa completo aquí.
Linfoma de Células B Grandes
El linfoma de células B grandes es uno de los tipos más comunes de linfoma no Hodgkin y se caracteriza por su agresividad, es decir, se desarrolla, progresa rápidamente y, a menudo, se asocia con una mayor carga de síntomas en los pacientes.
El Dr. Rodríguez suele enfocarse en los tratamientos de segunda y tercera línea para los linfomas, es decir, cuando los pacientes presentan recaída después de un año de tener el tratamiento de primera línea con una terapia convencional.
“En el linfoma de células B grandes tenemos de segunda línea o en adelante muchas drogas innovadoras: yo diría que estamos la época de la terapia celular como la terapia CAR-T”, afirmó.
La novedosa terapia celular
En este enfoque de tratamiento, las células T del paciente se extraen y se modifican para expresar un antígeno dirigido a una proteína específica altamente expresada en las células cancerosas. En el caso del linfoma de células B grandes, se dirigen al antígeno CD19.
“Una de las maneras es extraer la célula T es mediante un proceso que se llama leucoféresis para que, a nivel de bioingeniería, modificarla para que exprese un antígeno de elección dirigido a otra proteína altamente expresada en el linfoma”, explicó.
El especialista mencionó que cuando se reintroducen estás células en el paciente, se activan y liberan citocinas que llevan a la destrucción de las células malignas. Este proceso ha llevado a remisiones en los pacientes que no han respondido efectivamente a otras terapias.
“Cuando los pacientes han pasado más de 2 líneas de terapia o la enfermedad vuelve después de un trasplante, la expectativa de vida que tienen es de seis meses. Con esta terapia de CAR-T se han logrado respuestas globales en cerca de un 70 % y cerca del 45 % a 50 % de los pacientes logran una remisión completa sostenida”, destacó.
Cambio de paradigma en el tratamiento de los linfomas
La terapia celular ha cambiado radicalmente la forma en que se abordan los linfomas agresivos, brindando a los pacientes, opciones de tratamiento efectivas, incluso cuando han experimentado recaída después de un trasplante de médula ósea.
“La terapia celular ha sido significativa en otros tipos de linfoma y también está indicada en el linfoma folicular luego de dos líneas sistémicas de terapia”, puntualizó.