Investigadores han logrado obtener este compuesto derivado de un componente vegetal y mostrar su eficacia en animales.
Un equipo de investigación encabezado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la la Universitat Politècnica de València (UPV) ha diseñado un revolucionario antiinflamatorio no esteroideo, AG5, capaz de suprimir la tormenta de citoquinas (pequeñas proteínas que son cruciales para controlar el crecimiento y la actividad de otras células del sistema inmunitario y las células sanguíneas), característica clave en inflamaciones graves, mientras preserva la inmunidad innata.
Este compuesto sintético, derivado de un componente vegetal, ha mostrado su eficacia en modelos animales, abriendo posibilidades en la inhibición de reacciones inflamatorias en diversas patologías, desde la covid-19 hasta enfermedades inflamatorias crónicas y algunos tipos de cáncer.
Uso de los corticoides
Durante la pandemia, los corticoides como la dexametasona se usaron en pacientes hospitalizados, pero su empleo en fases iniciales de la infección resultó perjudicial al debilitar la respuesta inmune primaria.
En respuesta a esta necesidad, el CSIC organizó la Plataforma Temática Interdisciplinar (PTI) Salud Global, convocando a más de 400 investigadores de diferentes especialidades para enfrentar los desafíos de la covid-19. Esto llevó al desarrollo de AG5, liderado por los investigadores José María Benlloch y Pablo Botella.
AG5: función y pruebas
AG5 es una nueva clase de antiinflamatorios al inhibir la liberación excesiva de citoquinas sin suprimir la inmunidad innata, un aspecto crucial para la respuesta inicial ante infecciones. Esta innovación surge de un exhaustivo estudio de derivados estructurales para mejorar su eficacia y reducir la toxicidad.
Las pruebas in vitro demuestran su capacidad para modular la respuesta inmune, inhibiendo la caspasa-1, enzima asociada con la regulación del sistema inmunitario. En modelos animales, este antiinflamatorio ha mostrado su eficacia en la inhibición provocada por el virus SARS-CoV-2, sin suprimir por completo la respuesta inmune.
De esta forma, dicho compuesto se muestra como una alternativa para tratar enfermedades inflamatorias crónicas como artritis reumatoide, enfermedad de Crohn, inflamación pulmonar y el hígado graso. Además, se contempla su uso en la terapia de células T para el cáncer.
Investigación para el 2024
La investigación preclínica, se encuentra en su fase final, en la cual se incluyen los estudios toxicológicos y la producción industrial. Por lo que los investigadores han explicado que se prevé, para el 2024, solicitar ensayos clínicos de fase I y II para la enfermedad del hígado graso.
Se ha descubierto que el AG5, un derivado sintético del andrografólido, ofrece ventajas notables como potente antiinflamatorio, lo que mejora su perfil farmacocinético, lo cual podría generar un avance que podría significar un cambio en los tratamientos ofreciendo una alternativa más segura y efectiva a los corticoides.
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