En el tratamiento de la dermatitis atópica, la mayoría de los pacientes pueden controlar su condición con terapias tópicas. Sin embargo, cuando la enfermedad progresa a un estado moderado, moderado-severo o severo, es necesario considerar tratamientos más potentes.
En el marco de la Convención Anual de la Sociedad Dermatológica de Puerto Rico, el Dr. Rafael Martín, jefe del departamento de dermatología de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas, conversó con la revista MSP sobre la dermatitis atópica. Durante la entrevista, el Dr. Martín abordó temas clave como la naturaleza de esta afección, los resultados de los tratamientos disponibles y los síntomas que presentan los pacientes.
La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es una afección que provoca que la piel se seque, pique e inflame. Aunque es común en los niños pequeños, puede manifestarse a cualquier edad. "Es una enfermedad que se caracteriza por picor y rash en la piel, puede comenzar desde la infancia y progresar durante los años desde la niñez, la adolescencia y la adultez" comentó el experto.
Esta es una condición crónica que suele empeorar periódicamente. Aunque puede causar una gran incomodidad e irritación, no es contagiosa.
Esta enfermedad, caracterizada por picor y erupciones en la piel, puede comenzar en la infancia y progresar a lo largo de la vida. Según el Dr. Martín, la dermatitis atópica a menudo se asocia con otras comorbilidades atópicas como el asma y las alergias nasales, formando parte de lo que se conoce como la "marcha atópica".
Los síntomas de la dermatitis atópica pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y varían considerablemente según la persona. Pueden incluir piel seca y agrietada, picazón (prurito), y erupciones en la piel hinchada que varían de color según el tono de la piel. " Interfiere con el sueño, con la cognición, en la escuela, en el trabajo etc. Puede ser muy debilitante en algunos pacientes".
Otros síntomas incluyen exudado y costras, piel engrosada, oscurecimiento de la piel alrededor de los ojos, y piel en carne viva y sensible debido al rascado constante. Por lo general, la dermatitis atópica comienza antes de los 5 años y puede continuar hasta la adolescencia y la edad adulta. Algunas personas presentan brotes que luego desaparecen por un tiempo, incluso por varios años.
"Existen unas métricas que se utilizan para clasificar la severidad de la condición llamadas ´Eczema Area and Severity Index´ eso es es una tabla bien compleja que tiene muchos factores" comenta el Dr. Sin embargo explica que "es algo que en la práctica del día a día no lo hacemos, eso se hace más a nivel de investigación". En cambio en la práctica diaria suelen describirla como leve, moderada o severa.
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El diagnóstico de la dermatitis atópica es mayormente clínico, apoyado por el historial médico del paciente y la localización de las lesiones. En casos de duda, se recurre a biopsias para descartar otras condiciones similares como la psoriasis o la dermatitis numular.
"Las terapias tópicas con esteroides son esenciales en el manejo de esta condición", indicó. Existen diversas terapias tópicas y sistémicas para los casos más severos, incluyendo fototerapia, medicamentos inmunosupresores y los más recientes tratamientos biológicos y farmacéuticos orales. " Hay diferentes terapias, las que más que usamos son terapias de esteroides tópicos, hay cientos de ellos y se clasifican entre potencia leve a ultra potentes. De ahí tenemos que seleccionarlos basados en la severidad, en la edad del paciente y la localización de la enfermedad" argumentó el experto.
En el tratamiento de la dermatitis atópica, la mayoría de los pacientes pueden controlar su condición con terapias tópicas. Sin embargo, cuando la enfermedad progresa a un estado moderado, moderado-severo o severo, es necesario considerar tratamientos más potentes. Para estos casos más resistentes o severos, existen diversas opciones terapéuticas.
Primero, se puede utilizar la fototerapia, que implica el uso de luz ultravioleta para tratar la condición. Esta ha demostrado ser efectiva en algunos pacientes. Luego, están las terapias sistémicas, que incluyen medicamentos más nuevos y menos peligrosos que se están intentando usar cada vez más para reducir la dependencia de los tratamientos tradicionales. Sin embargo, algunos planes médicos todavía requieren el uso de medicamentos más antiguos antes de autorizar los más nuevos.
Entre los medicamentos sistémicos tradicionales que se siguen utilizando están la ciclosporina y el metotrexato. Estos aún son necesarios en casos donde los pacientes no tienen acceso a las nuevas terapias que son altamente efectivas. Pueden ser administrados de forma oral o inyectable.
En los últimos 10 años, la FDA ha aprobado nuevas terapias biológicas inyectables y medicamentos orales conocidos como "small molecules." Estos avances han revolucionado el tratamiento de la dermatitis atópica.
"Estas terapias más avanzadas han mostrado ser altamente efectivas en pacientes que no responden a los tratamientos tradicionales", concluyó el Dr. Martín.
En algunas personas, la dermatitis atópica está relacionada con una variación genética que afecta la capacidad de la piel para ofrecer protección. Una capacidad de protección debilitada impide que la piel retenga la humedad y la proteja contra bacterias, irritantes, alérgenos y factores ambientales, como el humo del tabaco.
El principal factor de riesgo para desarrollar dermatitis atópica es tener antecedentes personales o familiares de eccema, alergias, fiebre del heno o asma.
Estas condiciones están interrelacionadas porque comparten una predisposición genética que afecta la respuesta del sistema inmunitario. La dermatitis atópica, en particular, puede ser el primer paso en una progresión conocida como "marcha atópica," donde los pacientes inicialmente desarrollan eccema y, con el tiempo, pueden desarrollar asma y rinitis alérgica. Esta conexión subraya la importancia de un enfoque integral y multidisciplinario en el tratamiento y manejo de la dermatitis atópica y sus comorbilidades.
El Dr. Martín explicó que la dermatitis atópica tiene factores genéticos complejos, afectados también por factores externos y ambientales. "La distribución de las lesiones varía según la edad del paciente", señaló. "En los infantes, las erupciones suelen aparecer en las áreas extensoras y la cara, mientras que en adolescentes y adultos, las áreas flexoras son las más afectadas".
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