El cuadro, inicialmente confundido con otras patologías abdominales, se resolvió mediante sigmoidectomía laparoscópica sin complicaciones.
Un hombre de 43 años, sin antecedentes de enfermedades crónicas, acudió al servicio de urgencias con episodios recurrentes de dolor abdominal en el cuadrante inferior izquierdo durante 6 meses, con varias visitas al servicio de urgencias.
El dolor se localizaba en la fosa ilíaca izquierda y se asociaba con diarrea y estreñimiento alternantes, y en los 10 días antes de la consulta, desarrolló sangrado rectal, sin embargo durante la examinación no se hallaron señales de fisuras ni masas anales.
Se le realizaron exámenes de laboratorio, cuyos resultados estaban dentro de los límites normales. No se le realizó ecografía abdominal, pero sí se sometió a una tomografía computarizada a través de la cual se identificó una invaginación colo-colónica sigmoidea (condición en la que una sección del intestino grueso se dobla sobre sí misma, causando una obstrucción intestinal) con un punto de entrada.
La inflamación era 5 × 3,6 × 2,50 cm, con posibilidad de lipoma y, además, se realizó una colonoscopia que mostró una lesión pediculada blanquecina en el sigmoide que mide aproximadamente 3 × 5 cm.
Tras confirmar el diagnóstico, se le practicó una sigmoidectomía laparoscópica sin complicaciones con anastomosis primaria. El postoperatorio transcurrió sin complicaciones, y 4 días después, el paciente fue dado de alta.
La histopatología final mostró un cuadro morfológico sugestivo de lipoma (tumor benigno) con ulceración mucosa superpuesta, inflamación y formación de tejido de granulación, con ocho ganglios linfáticos reactivos y sin displasia ni malignidad en la muestra examinada.
Los lipomas colónicos son tumores benignos de origen adiposo, no epiteliales, que constituyen el tercer tumor benigno más frecuente del intestino grueso, con una incidencia de 0,035–4,4%. Usualmente son pequeños y asintomáticos, descubriéndose de forma incidental. Sin embargo, lesiones mayores de 5 cm (lipomas "gigantes") suelen ser sintomáticas y pueden provocar dolor abdominal, sangrado u obstrucción intestinal, incluyendo invaginación.
La invaginación intestinal en adultos representa menos del 1% de los casos de obstrucción intestinal. En la invaginación colo-colónica, las causas malignas son las más frecuentes (adenocarcinoma, linfoma), siendo los lipomas causas poco comunes. El mecanismo implica la penetración telescópica de un segmento intestinal y su mesenterio dentro de la luz de otro segmento contiguo, produciendo compromiso vascular y obstrucción.
El diagnóstico preoperatorio puede ser complejo. La tomografía computarizada es el método de imagen más sensible para detectar invaginación y sugerir la naturaleza grasa de un lipoma. La colonoscopia permite visualización directa y toma de biopsias, aunque la resección endoscópica solo es factible en lesiones pequeñas sin riesgo de perforación u obstrucción.
El tratamiento de elección en adultos es la resección quirúrgica segmentaria, especialmente si el tamaño es mayor de 2 cm o existe duda diagnóstica. El abordaje laparoscópico ofrece ventajas en recuperación y resultados estéticos.
Según los autores (Alessa M, et al), la invaginación colo-colónica por lipoma submucoso es una entidad rara en adultos que debe considerarse en el diagnóstico diferencial de dolor abdominal recurrente con síntomas obstructivos.
La TC y la colonoscopia son esenciales para el diagnóstico, y la resección quirúrgica ofrece un manejo definitivo y seguro. A pesar de su benignidad, la presentación clínica puede simular neoplasias malignas, por lo que el diagnóstico y tratamiento oportunos son fundamentales para prevenir complicaciones.