Según el cardiólogo intervencionista, ésta es una de las formas de detectar cuando las arterias se han estrechado y reducido el correcto flujo sanguíneo.
En entrevista exclusiva con RevistaMSP, charlamos con El Dr. Damián Grovas, cardiólogo intervencionista sobre la importancia de detectar la enfermedad arterial periférica, conocer sus causas, sintomatología, diagnóstico y tratamiento para prevenir consecuencias graves como la amputación de miembros.
Según el Dr. Grovas, esto "Ocurre cuando hay una obstrucción de los vasos sanguíneos fuera del corazón".
Cuando se padece dicha enfermedad; las arterias, conductos vitales que transportan sangre oxigenada por el cuerpo, se ven sometidas a un estrechamiento o incluso bloqueo, en su mayoría provocado por la presencia de aterosclerosis o acumulación de placa. Este fenómeno no sólo impacta las arterias de las piernas, sino que también puede afectar las vías sanguíneas que alimentan la cabeza, los brazos, los riñones y el tracto gastrointestinal. Un intrincado escenario donde la vitalidad del sistema circulatorio se ve desafiada, subrayando la importancia de comprender y abordar la PAD de manera integral.
"La enfermedad arterial periférica suele desarrollarse de manera silenciosa, ya que la mayoría de las personas afectadas no manifiestan síntomas evidentes" divulgó el Dr. Grovas.
Sin embargo, los síntomas de claudicación se manifiestan a través de dolor muscular o calambres en las piernas o los brazos, iniciando durante la actividad física y aliviándose con el reposo; este dolor, comúnmente experimentado en la pantorrilla, puede variar en intensidad de leve a agudo, dificultando incluso caminar o realizar otras formas de ejercicio.
Adicionalmente, la enfermedad arterial periférica puede revelarse con otros signos, tales como la sensación de frío en la parte inferior de la pierna o en el pie, especialmente en comparación con la extremidad contraria. La presencia de entumecimiento o debilidad en las piernas, la ausencia o debilidad del pulso en las piernas o los pies, así como calambres dolorosos en músculos de la cadera, los muslos o las pantorrillas después de ciertas actividades físicas, como caminar o subir escaleras, son indicios adicionales.
Otros posibles síntomas incluyen piel brillante en las piernas, cambios en el color de la piel, crecimiento más lento de las uñas de los pies, llagas persistentes en los dedos de los pies, pies o piernas, y dolor al utilizar los brazos, como molestias y calambres al tejer, escribir o realizar otras tareas manuales. Además, la disfunción eréctil, la caída del vello o su lento crecimiento en las piernas son manifestaciones que no deben pasarse por alto.
"Existen estudios en donde sólo con el índice resultante de un chequeo braquial-tobillo, se puede tener un resultado; y es que con puntajes de 0.9 o más de 1.4 son normales, ya fuera de esos niveles es índice de enfermedad arterial periférica" dijo el Dr. Grovas durante la entrevista.
Otra forma, es cuando se evalúa por segmentos qué sucede en la circulación del paciente" Afirmó el especialista, quien explica que, en casos más avanzados de enfermedad arterial periférica, el dolor puede extenderse al reposo o al estar acostado, llegando a interferir con el sueño. La comprensión de estos diversos síntomas es fundamental para una detección temprana y una atención adecuada.
Por su parte, la prueba de índice tobillo-brazo, evalúa la presión arterial en el tobillo y la compara con la presión arterial en el brazo. Un índice tobillo-brazo bajo puede indicar estrechamiento u obstrucción de las arterias en las piernas, señalando la presencia de la enfermedad arterial periférica.
En el complejo rompecabezas de la enfermedad arterial periférica, ciertos factores emergen como desencadenantes potenciales; la diabetes, hipertensión y el hábito de fumar se posicionan como elementos cruciales que pueden predisponer a esta condición, además, el colesterol elevado añade una capa adicional de riesgo.
No obstante, el paso del tiempo también desempeña su papel, ya que aquellas personas mayores de 75 años pueden encontrarse automáticamente en una categoría de riesgo, independientemente de su historial con las condiciones mencionadas anteriormente; este matiz en el riesgo subraya la complejidad de la enfermedad arterial periférica y la importancia de considerar múltiples facetas al evaluar la salud vascular.
"En el ámbito de los tratamientos, históricamente se ha buscado optimizar la terapia médica para abordar distintas condiciones de salud". Por ejemplo, se establecen metas específicas para mantener niveles ideales, como una hemoglobina de 6.5 para personas con diabetes, una presión arterial de 120 o menos para aquellos con hipertensión, y un nivel de colesterol por debajo de 200 o triglicéridos no mayores a 150 para quienes enfrentan desafíos en este aspecto.
Además de la gestión médica, se promueve la actividad física como parte integral del tratamiento, recomendando al menos 150 minutos de ejercicio a la semana. En casos donde persiste el dolor u otros síntomas, se aconseja buscar la especialidad cardíaca y considerar procedimientos invasivos; en este sentido, se destaca la participación de cirujanos, por ejemplo, en procedimientos de bypass, así como la intervención de cardiólogos especializados en procesos invasivos.
En el contexto de este trastorno, se recurre a diversas intervenciones como el uso de globos y mallas, así como técnicas especializadas de limpieza de arterias, estas medidas buscan mitigar la preocupante tasa diaria de amputaciones asociadas a esta enfermedad. Los datos brindados por el Dr. Grovas señalan que, en promedio, se realiza una amputación al día, subrayando la necesidad crítica de implementar estrategias efectivas para reducir esta cifra y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta condición.