Los adultos mayores que recibieron la vacuna recombinante experimentaron un retraso de 164 en el diagnóstico, lo que puede proporcionar un tiempo valioso para la intervención temprana y el manejo de la enfermedad, lo cual podría mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Un reciente estudio sugiere que la versión recombinante más reciente de la vacuna contra el herpes zóster podría estar asociada con un retraso significativo en el diagnóstico de demencia en adultos mayores. Esta investigación, publicada en Nature Medicine, indica que los adultos mayores que recibieron la vacuna recombinante experimentaron un retraso de 164 días en el diagnóstico de demencia en comparación con aquellos que recibieron la vacuna viva más antigua.
"Dada la prevalencia de la demencia, un retraso de 164 días en el diagnóstico no sería un efecto trivial a nivel de salud pública. Es un efecto lo suficientemente grande como para que, si hay una causalidad, parezca significativo", comentó el Dr. Paul Harrison, autor principal del estudio y profesor de psiquiatría en la University of Oxford en Reino Unido.
No obstante, el Dr. Harrison subrayó que el estudio no ha demostrado de manera concluyente que la vacuna contra el herpes zóster reduzca el riesgo de demencia. "El diseño del estudio nos permite eliminar muchos de los efectos de confusión que generalmente vemos en los estudios observacionales, pero este sigue siendo un estudio observacional y, como tal, no puede demostrar un efecto causal definitivo", puntualizó.
El estudio se basa en observaciones previas que indicaban una reducción en el riesgo de demencia con la vacuna viva más antigua contra el herpes zóster. Dado el riesgo de consecuencias nocivas del herpes zóster, la vacunación se recomienda para adultos mayores en muchos países. La vacuna viva contra el herpes zóster, conocida como ZOSTAVAX, ha estado siendo reemplazada por la nueva vacuna recombinante, SHINGRIX, que ha demostrado ser más eficaz en la prevención de la infección.
El estudio utilizó un "experimento natural" en Estados Unidos, que cambió del uso de la vacuna viva a la recombinante en octubre de 2017. Los investigadores emplearon registros médicos electrónicos para comparar la incidencia de diagnósticos de demencia en personas que recibieron la vacuna viva contra el herpes zóster antes de octubre de 2017, con aquellas que recibieron la versión recombinante después del cambio.
Para controlar los factores de confusión, el equipo de investigación utilizó el método de emparejamiento por puntaje de propensión. Este método permitió comparar a 103,837 personas que recibieron una primera dosis de la vacuna viva contra el herpes zóster entre octubre de 2014 y septiembre de 2017, con el mismo número de personas emparejadas que recibieron la vacuna recombinante entre noviembre de 2017 y octubre de 2020.
Los resultados del estudio tienen importantes implicaciones para la salud pública, considerando la alta prevalencia de la demencia y el impacto potencial de un retraso en su diagnóstico. "Un retraso de 164 días en el diagnóstico puede proporcionar un tiempo valioso para la intervención temprana y el manejo de la enfermedad, lo cual podría mejorar la calidad de vida de los pacientes", señaló el Dr. Harrison.
A pesar de estos hallazgos prometedores, el Dr. Harrison insistió en la necesidad de realizar más investigaciones para confirmar la relación entre la vacunación contra el herpes zóster y el riesgo reducido de demencia. "Es esencial que continuemos investigando para entender mejor los mecanismos subyacentes a estos efectos observados y determinar si realmente existe una relación causal", afirmó.
El estudio también destacó la importancia de la vacunación para los adultos mayores, no solo para prevenir el herpes zóster sino también potencialmente para reducir el riesgo de demencia. En muchos países, la vacuna viva contra el herpes zóster ha sido ampliamente utilizada, pero la transición a la vacuna recombinante SHINGRIX está en curso debido a su mayor eficacia.
En conclusión, este estudio aporta información sobre el potencial impacto de la vacunación contra el herpes zóster en la salud cognitiva de los adultos mayores. Sin embargo, se requieren más investigaciones para confirmar estos hallazgos y establecer una relación causal definitiva. Mientras tanto, la recomendación de vacunarse contra el herpes zóster sigue siendo una medida importante para la salud pública, especialmente para los adultos mayores.
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