El estrés es un factor importante particularmente en los adolescentes, aunque también se puede evidenciar en niños y pre adolescentes.
En entrevista con la Revista de Medicina y Salud Pública el Gastroenterólogo Pediátrico en el Hospital San José, Children’s Hospital, Antonio del Valle Segarra, profundizó sobre el reflujo gastroesofágico en niños y su relación con el estrés y la ansiedad.
El reflujo gastroesofágico es un término utilizado, cuando el contenido del estómago regresa al esófago, y es normal que ocurra varias veces al día. Sin embargo, al ser repetitivo, se puede llegar a convertir en la patología de reflujo gastroesofágico.
“Es controversial en la medicina en términos de sí el estrés puede causar irritación, hay personas que piensan que no, hay quienes que piensan que no lo causa, pero definitivamente contribuye, eso en realidad no lo hemos definido bien todavía”, precisó el especialista.
Entre los principales síntomas están: el dolor en el área superior del abdomen, sensación de quemazón o ardor, sensación de regurgitación. Sin embargo, en el caso de los adolescentes, los síntomas se van a asimilar a los de un adulto, como los anteriormente mencionados.
“En niños más pequeños pues vamos a tener otras manifestaciones, verdad, porque ellos no dicen que tengo acidez, si se pueden quejar, y dependiendo del niño o la niña pueden especificar que tiene dolorcito en el pecho, pero también tenemos cuando los padres, mamá y papá observan que de momento no ha comido, de momento lo ven como tragando o masticando, esa es una queja común”, comentó el Dr. Antonio del Valle Segarra.
De igual manera entre los principales síntomas en niños, pueden existir arqueadas y náuseas, no obstante también puede haber síntomas como tos frecuente a la hora de acostarse o luego de comer y halitosis (mal aliento con olor a ácido).
Identificar esta patología en niños, es complicado debido a que en primera parte se depende del cuadro clínico que manifiestan los papás, sin embargo, también se puede diagnosticar a través de endoscopias, biopsias, estudios del PH.
Sin embargo, existe un estudio de contraste, en el que al paciente se le da de tomar un líquido y se toman unas placas, a medida que el líquido va bajando, y aunque es muy eficaz a la hora ver la anatomía para identificar úlceras y demás, no es recomendado para diagnosticar el reflujo gastroesofágico.
Entre las principales causas, se encuentran las infecciones, medicamentos, y demás. En la mayoría de los casos, el tratamiento es efectivo, no obstante existen algunos casos de niños en los que se convierte en reflujo gastroesofágico crónico, pero es menos frecuente.
“Hay una población de pacientes que tienen otras condiciones, que es viene siendo más común, por ejemplo, en niñitos con perlesía cerebral o daño neurológico, esa población de pacientes es común que tengan reflujo gastroesofágico crónico”, afirmó.
Hay pacientes que vienen con un cuadro de reflujo crónico, que empeora con el estrés y la ansiedad, en esos casos, es relevante estudiar el entorno del paciente, para poder determinar las causas y factores que están disparando la ansiedad y la depresión.
“En ocasiones tenemos pacientes que tienen mucha sensación de reflujo, tienen los síntomas, le damos los tratamientos, no mejoran, hacemos la endoscopia, y en realidad no se observa inflamación significativa, en ocasiones esa ansiedad en la parte emocional definitivamente puede llevar al paciente a sentir unos síntomas, que no vayan a la par con lo que se está observando”, puntualizó.
El estrés es un factor importante particularmente en los adolescentes, aunque también se puede evidenciar en niños y pre adolescentes, “en los niños pequeños viene siendo menos común, aunque sabemos que hay niños que pasan por eventos traumáticos, la muerte de un familiar, una mudanza, en la separación o divorcio de los padres, definitivamente todos esos factores contribuyen y pueden aumentar los síntomas”.
Por eso es crucial tener toda la información relacionada con síntomas y entorno desde el principio del tratamiento, de igual manera, la pandemia también ha sido un factor que contribuye al estrés y la ansiedad.
En casos en el que el paciente tenga reflujo gastroesofágico crónico, se hace un seguimiento y tratamiento, y en casos, se puede estar en períodos sin la necesidad de un medicamento.
Los tratamientos más usuales para evitar que esta condición se vuelva crónica en los niños, son los medicamentos que disminuyen la producción de ácido en el estómago, también se pueden utilizar los medicamentos los inhibidores de la bomba de protones, y en algunos casos, se pueden utilizar ambos.
La finalidad de estos medicamentos es lograr que el ácido disminuya y lograr que las paredes del esófago sanen. De igual manera, es de vital importancia llevar una dieta que evite los ácidos y los alimentos irritantes, el tratamiento puede durar entre 4 y 8 semanas, de tratarse de una condición crónica, los medicamentos se pueden usar a largo plazo debido a que no traen ningún efecto secundario.
En casos en los que aun con el tratamiento, los síntomas perduren, es recomendable hacer una endoscopia para evitar enfermedades como una esofagitis eosinofílica, de igual manera, existen esofagitis por hongos, infecciones, virus. Por lo cual, se recomienda verificar que no hay otra patología adicional contribuyendo a los síntomas propios del reflujo gastroesofágico.
“Cuando es un proceso recurrente, uno quiere estar seguro de que el paciente está respondiendo al tratamiento, yo lo vuelvo a reevaluar y me aseguro que esa mucosa, esas paredes están sanando y están bien, verdad. Porque a largo plazo, pues si hay unas complicaciones que queremos evitar”, enfatizó
Hay factores de riesgo, como la obesidad, así lo afirmó el Dr. Antonio del Valle Segarra: “tenemos una epidemia de obesidad en los niños y adolescentes y muchos de estos pacientes desarrollan muchas complicaciones de salud, y el reflujo gastroesofágico es una de ellas”.
Otro factor que influye en esta enfermedad, es la dieta, una dieta alta en alimentos irritantes, podría ser un desencadenante, cuando el paciente tiene otras condiciones que pueden influir o está tomando algunos medicamentos crónicamente, como lo son aquellos que se usan para combatir la inflamación propia de la artritis juvenil.
Vea la entrevista completa:
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