Resiste Residente es un documental que aborda un tema de suma relevancia: la violencia en los hospitales, la cual no se debe normalizar.
"Necesitábamos abrir la conversación sobre el estado de salud mental y suicidio de los profesionales de la salud. De todas las profesiones, la medicina está dentro de aquellas con mayor riesgo de fallecimiento por suicidio", puntualizó el Dr. Sebastián Prida, médico cirujano, maestro en dirección de instituciones de la salud.
El documental se estrenó en el Shorts México, Festival Internacional de Cortometrajes de México, el pasado 2 de septiembre. En este proyecto de investigación buscamos hacer un breve análisis de los múltiples factores involucrados en la salud mental de los profesionales de la salud (utilizando como caso práctico la residencia médica), con el principal objetivo de abrir la conversación. Creemos que el primer paso es hacer evidente la problemática y promover el diálogo.
Durante el cortometraje llevamos al espectador a ver la realidad que se vive en muchas sedes de residencias médicas en hospitales tanto públicos como privados de nuestro país. Una realidad alarmante, basada en humillaciones, privación del sueño, malas condiciones en general, abuso de poder y lo peor de todo: violencia psicológica, académica y física. Los principales responsables… aquellos con jerarquía superior.
Si bien no es un problema que solo existe en México, la realidad es que en nuestro país se ha realizado poco para intentar subsanarlo. Otros países, como Reino Unido, han logrado reducir las tasas de depresión y ansiedad por implementar estrategias que atienden uno de los problemas de raíz: la violencia. En contraste, en México en hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) las tasas de ansiedad llegan hasta 69,9% y las tasas de depresión hasta 79,6%, de acuerdo con una publicación de Lugo-Machado y sus colaboradores en la Revista de Medicina Clínica.
No intentemos silenciar la realidad que ocurre en nuestros hospitales. La violencia existe, el suicidio ocurre y el hecho de callar no significa que es inexistente. No justifiquemos la violencia como un medio para la adecuada formación de los recursos humanos del sector. Son acciones que ocurren día a día dentro de los hospitales; en un estudio, Ortiz-León y sus colaboradores encontraron que las principales formas de violencia fueron demérito del trabajo, amenazas verbales, gritos y ridiculización. Sin embargo, la violencia física e inclusive sexual, también ocurre. No vamos a permitir que la violencia continúe dentro de los hospitales.
Al publicar el documental creímos que el gremio estaría más dividido entre quienes buscamos promover el cambio y aquellos que buscan perpetuar el problema. La realidad es que aun cuando existe cierta polaridad, somos muchos más los que buscamos el cambio. Han sido pocos los que han mostrado su descontento, haciendo comentarios sobre "generación de cristal", "débiles mentales" o "puras nenas a las que no se puede tocar ni con el pétalo de una flor". Un claro ejemplo de cómo el mismo gremio forma parte del problema, una cultura que fomenta que se perpetúen prácticas arcaicas.
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