En una fascinante colaboración con el Centro Médico Episcopal San Lucas, se exploraron las complejidades de la nutrición durante la menopausia.
La menopausia representa la interrupción permanente de los ciclos menstruales (amenorrea), resultado de la disminución de la función folicular en los ovarios. Los síntomas pueden variar e incluir sofocos, sudoración nocturna, trastornos del sueño y síndrome genitourinario asociado a la menopausia, como la atrofia vulvovaginal.
El diagnóstico se realiza retrospectivamente a través de evaluación clínica, basado en la ausencia de menstruación durante un período de 12 meses.
Esta etapa conlleva cambios en el cuerpo de las mujeres, el metabolismo basal tiende a disminuir, lo que significa que incluso al mantener el mismo nivel de actividad física que antes, el cuerpo quema menos calorías. Este cambio puede llevar a un aumento de peso. Por lo tanto, es crucial adoptar un estilo de vida saludable, incluyendo una alimentación balanceada y la práctica regular de ejercicio físico.
La nutricionista Yarelis Burgos compartió una visión profunda sobre los cambios nutricionales significativos que enfrentan las mujeres durante las etapas premenopáusica y menopáusica, subrayando su impacto crucial en la salud y el bienestar general. Destacó cómo "los cambios hormonales pueden desencadenar un aumento de peso, influenciado tanto por factores genéticos como por una ingesta inadecuada de nutrientes esenciales, como vitaminas y minerales".
Al abordar los síntomas comunes de la menopausia, como los sofocos y la osteoporosis, la Licenciada Burgos ofreció estrategias prácticas para mitigar su impacto a través de la alimentación. Recomendó "enfocarse en la hidratación adecuada y el consumo de frutas frescas, así como evitar alimentos que puedan exacerbar los síntomas, como el café y los alimentos picantes".
Además, resaltó la importancia de nutrientes clave como la vitamina D y el Omega 3, especialmente en regiones tropicales donde la deficiencia de vitamina D es común. Explicó cómo "la deficiencia de vitamina D puede afectar la absorción de calcio, aumentando el riesgo de osteoporosis y fracturas óseas".
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Por otro lado, la Dra. Burgos, fue muy enfática en que bebidas como el café y los alimentos picantes pueden empoderar los síntomas, abordando también cómo una mala alimentación puede ralentizar el metabolismo y contribuir al aumento de peso, particularmente debido a la acumulación de grasa en el área abdominal y la pérdida de masa muscular relacionada con la edad.
La nutricionista enfatizó en la importancia de una alimentación balanceada y la práctica regular de actividad física para sobrellevar los síntomas de la menopausia y promover la salud a largo plazo. Su experiencia y consejos ofrecen un enfoque integral para ayudar a las mujeres a atravesar esta etapa de la vida con éxito y bienestar.
Una alimentación balanceada implica más que simplemente restringirse; se trata de cubrir todos los grupos de alimentos, incluyendo frutas, vegetales y proteínas. Sin embargo, el consumo de agua es fundamental, y la actividad física es igualmente importante. Todo esto no solo ayuda a mantener un equilibrio nutricional, sino que también contribuye a prevenir otras enfermedades.