El caso destaca la posibilidad de un trastorno inmunitario subyacente que debe abordarse.
Aunque los informes que sustentan una posible asociación entre la eosinofilia y la sarna costrosa son limitados, un caso clínico en Puerto Rico documentó el desarrollo del trastorno en medio de una infestación por sarna parasitaria.
La sarna es causada por Sarcoptes scabiei. Este ácaro microscópico se incrusta en la piel y deposita huevos, lo que acaba desencadenando una respuesta inmunitaria que origina un prurito intenso y exantema.
Mientras, la sarna costrosa es una enfermedad rara (también llamada sarna Noruega) y es una forma severa de sarna que ocurre a menudo en personas que tienen un sistema inmunológico debilitado, enfermedad neurológica, adultos mayores, entre otros.
Se caracteriza por gruesas costras de la piel que contienen un gran número de ácaros de la sarna y huevos. La sarna costrosa es muy contagiosa y puede propagarse fácilmente tanto por contactos directos de piel a piel, como por artículos contaminados como ropa, ropa de cama y muebles.
El caso clínico registrado sostiene que un estudio prospectivo establece la posible entre la eosinofilia como un hallazgo distintivo de la sarna costrosa, y de paso se presentó el caso de un neonato de 3 meses de edad con pápulas y pústulas generalizadas presente durante 6 semanas, asociado con irritabilidad.
El paciente mostró máculas, pápulas y pústulas generalizadas de color amarillo a marrón rojizo en la cara, cuero cabelludo, tronco y extremidades, incluyendo palmas y suelas, durante su evaluación física.
Una evaluación de las lesiones pustulosas reveló numerosos ácaros de la sarna, huevos y escíbalos. Una biopsia de piel mostró ácaros en la zona subcorneal con infiltrado inflamatorio mixto en la dermis papilar con eosinófilos dispersos.
El paciente fue tratado con ungüento de azufre al 5% por 3 noches consecutivas y se repitió una semana después. Las pústulas y eritema se resolvieron después de 3 semanas.
Un recuento elevado de eosinófilos en la sarna podría ser atribuido a múltiples factores, como un débil sistema inmunológico, uso previo de esteroides tópicos, o un sistema inmunitario inmaduro en los recién nacidos, relata la discusión del caso.
Sin embargo, la posibilidad de un trastorno inmunitario subyacente debe abordarse, ya que ha habido reportes de 2 bebés con sarna e hipereosinofilia.
Igualmente, los autores del caso resaltan el hecho de que la sarna debe permanecer en el diagnóstico diferencial en un lactante que presenta hipereosinofilia y lesiones cutáneas atípicas, a pesar de haber completado tratamiento apropiado.
De paso, los médicos resaltaron debe considerar el azufre en ungüento como una alternativa en niños con manifestaciones clínicas atípicas que no han logrado mejorar con la terapia convencional.
El síndrome hipereosinofílico es un grupo de trastornos de la sangre que se presentan cuando se tiene una gran cantidad de eosinófilos, glóbulos blancos que cumplen una función importante en el sistema inmunitario.
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