Ambas remisiones son importantes en el tratamiento de la colitis ulcerosa porque además de buscar aliviar los síntomas (remisión clínica), también busca evaluar el daño en el intestino (remisión endoscópica).
La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria intestinal (EII) crónica que afecta el revestimiento del colon y el recto. Esta afección se caracteriza por la inflamación y ulceración de la mucosa intestinal, lo que puede llevar a una variedad de síntomas debilitantes y complicaciones.
A menudo, se presenta en episodios de brotes, donde los síntomas pueden ser más severos, seguidos de períodos de remisión en los que el paciente puede experimentar una reducción de los síntomas o incluso una ausencia temporal de ellos.
Puedes ver el programa completo aquí.
Los síntomas típicos de la colitis ulcerosa incluyen diarrea frecuente, que a menudo puede contener sangre o moco, dolor abdominal, calambres, fatiga, fiebre, y pérdida de peso. Es importante prestar atención a estos síntomas, pues, aparte de afectar la salud física, también afectan la calidad de vida, generando ansiedad, depresión y un sentimiento de aislamiento en los pacientes.
"Los síntomas pueden iniciar relativamente leves, como un cambio en la frecuencia de las evacuaciones y puede que se vea sangre en ellas, o que pierdan su consistencia, incluso, diarrea con sangre es el síntoma clásico", explica la Dra. Esther Torres, catedrática del Recinto de Ciencias Médicas. "Según estos síntomas van aumentando, el paciente se va a sentir más incómodo, es frecuente que tengan dolor abdominal, que presenten un tipo de retorcijón que limite sus actividades".
Por estos síntomas progresivos, y sus implicaciones e impactos en la vida cotidiana, la experta asegura que "necesitamos controlar no solamente la inflamación a corto y largo plazo, que es lo que le da los síntomas, sino de primera instancia también estos síntomas incapacitantes que tiene el paciente".
Para definir el tratamiento, la doctora explica que "parte de los factores que ayudan a tomar la decisión, es cuán severa es la inflamación, cuán extensa es, y qué posibilidades hay de que este paciente siga con una enfermedad complicada, o si por ejemplo, va necesitar una cirugía, que es en los casos más graves".
Los tratamientos suelen incluir medicamentos antiinflamatorios como los aminosalicilatos, que son fundamentales en la inducción y el mantenimiento de la remisión. Los corticosteroides pueden ser utilizados para controlar brotes agudos, aunque su uso prolongado está asociado con efectos secundarios significativos.
En casos más graves, se pueden emplear inmunosupresores o terapias biológicas, que son los tratamientos más recientes diseñados para modificar la respuesta inmunitaria y reducir la inflamación.
Además, la experta recalca que "las enfermedades inflamatorias intestinales son enfermedades crónicas, que por definición no tienen cura". Sin embargo, en estos casos el objetivo principal del tratamiento inducir a una remisión al paciente.
En este caso, ambas remisiones son importantes en el tratamiento de la colitis ulcerosa porque además de buscar aliviar los síntomas (remisión clínica), también busca evaluar el daño en el intestino (remisión endoscópica).
En la remisión clínica, podremos notar la ausencia de síntomas, lo que significa que el paciente no presenta signos de actividad de la enfermedad, como diarrea, dolor abdominal o sangrado. Por otro lado, la remisión endoscópica, implica una evaluación objetiva del estado de la mucosa intestinal mediante un procedimiento endoscópico.
Este tipo de remisión se refiere a la ausencia de inflamación o daño visible en la mucosa del colon, que se puede observar a través de un colonoscopia. El alcanzar y mantener la remisión endoscópica, reduce el riesgo de recaídas de la enfermedad. La remisión clínica puede ser temporal, pero la curación de la mucosa intestinal sugiere que el proceso inflamatorio ha disminuido significativamente.
Finalmente, la experta asegura que debemos "volver a crear conciencia y educación sobre esta condición. Esto no es una enfermedad provocada por el estrés, ni es una enfermedad de changueria. Esto es una enfermedad real", dice. " La manera de salir de esto es sencillamente educar de lo que son realmente estas condiciones y crear conciencia", puntualizó.