El hallazgo fue realizado luego de un estudio -CT Scan- abdominopélvico.
Médicos puertorriqueños se enfrentaron a una encrucijada clínica donde, por primera vez, tenían que buscar un tratamiento nunca antes otorgado a un paciente con un linfoma difuso de células grandes B y una carga viral activa de hepatitis C para salvarle la vida.
Así lo confirmó a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) el doctor Fernando Cabanillas, director del Centro de Cáncer del Hospital Auxilio Mutuo, quien, junto a varios médicos residentes, atendió al hombre de 62 años que presentó dicho cuadro clínico.
Entre los síntomas que el paciente presentaba se encontraban, saciedad temprana, pérdida de peso, fiebre, sudoraciones nocturnas, sin historial familiar significativo y era una persona sana, que no consumía tabaco ni hacía uso del alcohol, detalló por su parte el doctor Ricardo Blanco, médico residente que fue parte del caso.
El hallazgo fue realizado luego de un estudio -CT Scan- abdominopélvico realizado, reflejó la existencia de una masa “bastante grande”, que invadía el estómago, bazo, glándula adrenal izquierda, sostuvo.
“El estudio MRI también confirmó la existencia de la masa y una biopsia con inmunohistoquímica, reflejó un patrón molecular de un linfoma difuso de células B grandes”, confirmó Blanco, añadiendo que el paciente también arrojó tener ulceraciones gástricas, particulares de este tipo de linfoma no Hodgkin, que se origina de los linfocitos B, contrario a otros tipos originados de las células T.
Precisamente, la quimioterapia es lo recomendado para tratar esta afección. Sin embargo, al paciente arrojar positivo al virus de la Hepatitis C, puso en jaque a los médicos, pues este tipo de tratamiento es hepatotóxico y podía poner la vida del paciente en juego.
“Antes de iniciar cualquier quimioterapia a un paciente se le realiza la prueba de Hepatitis C, pues este tipo de tratamiento es uno hepatotóxico, le hace daño al hígado o exacerba un daño hepático ya existente, (como el ocasionado por la hepatitis C). No había opción para las terapias estándares”, enfatizó.
“Sabemos que los pacientes que tienen hepatitis C activa si se tratan con quimioterapia pueden irse con fallo hepático. Tuvimos una encrucijada de cómo manejarlo”, añadió por su parte el doctor Cabanillas.
El doctor Cabanillas sostuvo que, precisamente, fue ese momento el que le dio la oportunidad de entonces aplicarle a este paciente un tratamiento inmunomodulador, que en estudios clínicos previos, se había comprobado su efectividad en un tipo de pacientes con linfoma que no responden a tratamiento de primera línea.
La lenalidomida (Revlimid) es un medicamento inmunomodulador (o IMiD) utilizado para tratar cánceres como el mieloma múltiple. Este tipo de tratamientos, tienen su acción directa en el sistema inmune.
“Se había realizado ya un estudio para pacientes con linfoma utilizando una combinación de segunda línea, donde si no respondían a esa combinación de segunda línea, pasaban al tratamiento de Revlimid, como tercera línea de tratamiento. Vimos que algunos casos respondían. Entonces se me ocurrió utilizarlo en este paciente ya que no tiene la toxicidad de la quimioterapia y no inmunosuprimía el sistema inmune, sino que al contrario”, sostuvo.
“Cuando le dimos varios ciclos del tratamiento (de lenalidomida), en lo que conseguimos la medicina para la hepatitis C, para nuestra sorpresa, la respuesta fue dramática. El paciente llegó a remisión completa y lo que también es sorprendente, es el tiempo que ha durado la remisión”, afirmó.